Mundo ficciónIniciar sesiónLas semanas siguieron su curso, y el clima comenzó a cambiar. Las tardes eran más largas, y el viento traía ese olor húmedo que anuncia la lluvia.
A veces me sentaba en el balcón con una manta y un libro que no leía. Solo observaba el cielo, y pensaba en cómo había cambiado mi vida sin necesidad de grandes gestos.Ya no me sentía rota, ni usada, ni culpable.Por primera vez, me sentía viva.Una mañana, al despertar, me quedé mirando mi reflejo.Mi rostro tenía otro brillo, uno más suave.El miedo seguía ahí, pero era un miedo diferente, el que acompaña a lo desconocido, no el que paraliza.Me acaricié el vientre con una sonrisa que me salió sin querer.—Vamos a estar bien —susurré.Y lo creí.No sabía si iba a ser la mejor mamá, pero estaba dispuesta a dar lo mejor de mí. Iba hacer lo posible para siempre proteger a mi bebé.---Días después, Alejandro me propuso salir de la ciudad.—Hay un lugar que quiero mostrarte —me dijo.






