Hola... Ayyyy, me encantaria saber si tienes alguna idea de qué oculta Minhos y Eira...
Capítulo 45Lealtad Al día siguiente, cuando los primeros rayos del sol asomaron por la ventana, Eira abrió los ojos lentamente. Había dormido más de lo que esperaba, el cansancio y el baño de la noche anterior le habían permitido descansar… aunque no del todo.Se levantó, se vistió con ropa cómoda y bajó con la intención de preparar el desayuno. Aún sentía el estómago revuelto, pero sabía que debía comer algo. Tal vez cocinar le ayudará a despejar la mente.Al llegar a la cocina, se llevó una pequeña sorpresa.Minhos ya estaba allí.Estaba de pie, junto a la mesada, sirviéndose una taza de café con total calma. Vestía ropa informal, pero como siempre, su postura era impecable. No parecía cansado. Ni incómodo.—Buenos días —dijo Eira, con voz baja, sin mirarlo directamente.—Buenos días —respondió él, sin expresión alguna en el rostro.la golpearon de inmediato.—Voy a preparar la mesa —dijo ella, intentando sonar natural.Minhos negó con la cabeza suavemente.—No es necesario. Gabri
Capítulo 46Muéstrame lo que sabes hacer.—¿Cómo te diste cuenta? —preguntó Eira mientras se secaba las lágrimas con el dorso de la mano herida, aún con la respiración entrecortada.—Me gusta encontrar respuestas después de observar y analizar —respondió Minhos con calma, sin desviar la mirada.Eira se mantuvo de pie, en silencio por unos segundos. Luego asintió con lentitud.—Está bien… te contaré. Incluso si tengo que hablar de mi infancia.Minhos no dijo nada. Solo se cruzó de brazos, permitiéndole ese espacio que hasta ahora no había concedido.—Tengo esta maldición desde que tengo memoria —empezó ella, con voz baja, sin adornos—. Nunca conocí a mis padres. Desde que tengo uso de razón, me cuidaban en la mansión algunas amas de llaves o cocineras. Nadie me tocaba… nadie se atrevía.Sus ojos se nublaron con los recuerdos.—No me pasa nada si manipulo objetos, si cocino, si limpio… pero si alguien me toca… si su piel roza la mía… el hechizo se activa. Las personas empezaron a inventa
Capítulo 47No te creoEira tomó otras hierbas con rapidez. Las enjuagó a toda prisa en el balde de agua que usaba para el jardín. No había tiempo para hacer las cosas como se debía. Pero algo en su interior le decía que no necesitaba hechizos, ni palabras mágicas, ni rituales antiguos. Nunca los había necesitado.Desde que tenía memoria, lo supo: todo estaba en sus manos.Cuando deseaba sanar de verdad… simplemente sucedía.La cercanía de sus manos, esta vez, no traía consigo la sombra de la mala suerte, solo la presión de sanarlo.Se arrodilló frente a él y limpió la herida con cuidado. El corte era profundo. Mucho más de lo que parecía.—¡Te cortaste demasiado profundo! —exclamó, al borde del enojo.—Me excedí, lo admito —respondió Minhos con calma admitiendo que exageró con lo que hizo, sin embargo; en su interior no podía evitar observar, casi fascinado, cómo el dolor comenzaba a disminuir, como si algo cálido se infiltrara debajo de su piel.Eira parpadeó con pesadez. Sus manos
Capítulo 48Un viaje inesperadoEira lo entendió en ese instante, no hizo falta que él lo dijera con palabras, Minhos iba a usar su debilidad en su contra.—Entonces… por eso querías saberlo. Para utilizarlo —le reclamó, con la voz quebrada pero firme.Minhos no se inmutó.—Con o sin conocimiento de eso, necesito toda la verdad —respondió con esa calma que más que calmar, irritaba.No hubo rastro de culpa, titubeos ni dudas en su voz, Eira bajó la mirada un instante, pero no porque se sintiera culpable. Sino porque no quería que él viera la furia que comenzaba a acumularse detrás de sus pupilas a punto de desbordarse en lágrimas.—Entonces no soy más que eso para ti… ¿verdad? —murmuró—. Una pieza. Algo útil mientras sirva para lo que estás buscando.—No romantices esto, omega. Tú me necesitas, y yo te necesito —dijo Minhos, con ese tono seco que no daba lugar a interpretaciones equivocadas.Pero Eira no conocía ese tipo de “necesidad”.No de esa forma.Que alguien la necesitara… que a
Capitulo 49Camino a un nuevo reinoEira conocía perfectamente ese bosque, cada atajo, cada rincón oculto entre los árboles, ahora, gracias al amuleto que Luna le había entregado días atrás, podía moverse por ahí sin sentir ese miedo constante a que Logan la rastreara.Ese pequeño fragmento de magia la protegía, al menos por ahora.Minhos tomó su forma de lobo sin decir una palabra, su pelaje negro con ciertos toques grises casi invisibles, lo hacía ver aún más imponente.Luna, a su vez, se transformó en una especie de gato gigante, su cuerpo ágil y elegante, con el pelaje brillante aún bajo la luz del sol.—Vamos, sube —le dijo la felina.Eira asintió y, con algo de dificultad, subió a su espalda, sujetándose del largo pelaje en su cuello.—Eira, te veo algo asustada —dijo Luna mientras avanzaban entre la espesura del bosque.—Es que… no sabía que Minhos fuese tan intuitivo… o fuiste tú quien… —Eira no terminó la oración, pero Luna entendió de inmediato a qué se refería.—Entiendo, E
Capítulo 1Un lobo heridoEira—¡Eira, despierta de una vez! —La voz de una joven omega resonó en toda la habitación. Era un día esperado por cualquier lobo... excepto por Eira.Había sido comprada por la familia Valmont cuando aún era una niña pequeña. La guerra iniciada en Du Sang había arrebatado innumerables vidas, incluida la de su familia.—¿Qué sucede, Adhara? Anoche trabajé demasiado, déjame dormir un poco más —murmuró Eira con voz somnolienta, girando sobre su lecho de paja.Su amiga había ido a buscarla porque aquel día todos los lobos de menor categoría y fuerza debían escoger a sus Lunas.—Debes ir, no quiero que te elijan como sacrificio. Ya sabes cómo es Logan, dijo que quería cumplir con esa antigua tradición —explicó Adhara con urgencia.Eira suspiró. Sabía bien del desmedido deseo de Logan por convertirse en el Alfa de Lilles. Desde que Mikros declaró la guerra, hacía más de veinte años, cada ciudad se había independizado y funcionaba como un reino distinto.—Ya conoc
Capítulo 2Una Omega salva al loboEira dejó los vegetales en la cocina y, sin perder tiempo, caminó con rapidez hacia la cabaña que Adhara le había mencionado. Para llegar hasta allí debía atravesar un bosque espeso, un lugar donde la recepción para su teléfono era prácticamente inexistente.Mientras avanzaba, un sonido extraño captó su atención. Se detuvo en seco, allí, en el suelo cubierto de hojas y tierra húmeda, yacía un joven. Estaba gravemente herido."No es de Lilles", pensó de inmediato al notar la insignia en su camisa rasgada."¿Y si es de Mikros? ¿Un enemigo?" —se preguntó, pero descartó la idea casi al instante. Ella conocía bien el sello de Mikros, y el que llevaba aquel hombre no coincidía con ninguno de los que había visto antes.Sangraba demasiado. Su respiración era irregular. Pero ¿cómo podría ayudarlo? Era un hombre grande y musculoso, no tenía manera de cargarlo por sí sola.—Oiga… ¿puede ponerse de pie? No podré moverlo —le preguntó con suavidad.El joven abrió
Capítulo 3¿La mordida de un Alfa?El contacto de la joven era ligero, cuidadoso, diferente a cualquier trato que él hubiera recibido antes.Entonces, sin previo aviso, Eira deslizó una de sus manos sobre los ojos del Alfa, cubriéndolos con suavidad.Su cuerpo entero reaccionó de inmediato.No estaba acostumbrado a que lo tocaran así, con tanta delicadeza. Su respiración se volvió pesada, y un escalofrío recorrió su columna. Su instinto le gritaba que apartara su mano, que recuperara el control, pero algo en la calidez de su tacto lo hacía relajarse de una forma desconocida para él.Cerró los ojos por completo, entregándose por un breve instante a aquella sensación.Eira, sin darse cuenta de lo que provocaba, continuó su labor. Sabía que el Alfa necesitaba descansar si quería recuperarse por completo.Lo que no imaginaba era que aquel hombre, marcado por la guerra y la brutalidad, nunca había sentido una caricia tan apacible en su vida.Y eso… lo inquietaba más que el propio veneno.E