Capítulo 45
Lealtad
Al día siguiente, cuando los primeros rayos del sol asomaron por la ventana, Eira abrió los ojos lentamente. Había dormido más de lo que esperaba, el cansancio y el baño de la noche anterior le habían permitido descansar… aunque no del todo.
Se levantó, se vistió con ropa cómoda y bajó con la intención de preparar el desayuno. Aún sentía el estómago revuelto, pero sabía que debía comer algo. Tal vez cocinar le ayudará a despejar la mente.
Al llegar a la cocina, se llevó una pequeña sorpresa.
Minhos ya estaba allí.
Estaba de pie, junto a la mesada, sirviéndose una taza de café con total calma. Vestía ropa informal, pero como siempre, su postura era impecable. No parecía cansado. Ni incómodo.
—Buenos días —dijo Eira, con voz baja, sin mirarlo directamente.
—Buenos días —respondió él, sin expresión alguna en el rostro.
la golpearon de inmediato.
—Voy a preparar la mesa —dijo ella, intentando sonar natural.
Minhos negó con la cabeza suavemente.
—No es necesario. Gabri