Capítulo 50
Advertencias
Eira gateó hasta el fondo de la cueva, sus manos tantearon entre la tierra húmeda, debajo de la roca plana donde lo había dejado la última vez. Movió una raíz seca, levantó el pequeño trozo de tela que había dejado como señal… pero no había nada.
Volvió a buscar, a remover cada espacio estrecho que sus dedos alcanzaban. Su respiración se aceleró y el corazón le latía con fuerza.
El libro no estaba...
—No… no puede ser —susurró—. Nadie debería haberlo encontrado.
El eco de sus palabras se perdió entre las piedras, en ese momento, Luna apareció entre las sombras, había vuelto a su forma de gata, más pequeña, ágil, se deslizó con rapidez hasta quedar junto a ella.
—¡Eira! —exclamó con urgencia—. Minhos me avisó… vienen hombres hacia aquí. Uno de ellos huele a Logan, tenemos que irnos ya.
—Es que… el libro no está —respondió la omega, con la voz rota.
—¿Qué? —Luna abrió los ojos con sorpresa—. ¡Pero se supone que nadie sabía que estaba escondido aquí!
—No lo sé… n