—Si realmente me hubiera ido según sus planes, ¿habría sido una doble traición para ti?
—Además, ahora Miguel te está vigilando. No soportaría... dejarte solo enfrentando todo esto. Así que, aunque me vaya eventualmente, no será en este momento.
Sonia terminó de hablar de un tirón.
Sus ojos seguían fijos en los de Andrés.
Sin intensidad excesiva, pero con sinceridad y franqueza.
Después de mantener la mirada por un momento, Andrés de repente sonrió.
Esta vez era una sonrisa genuina.
Sus labios se curvaron hacia arriba, transformando sus mejillas y sus ojos, en una sonrisa radiante que hizo que su apuesto rostro se volviera aún más vivaz y deslumbrante.
Sonia, al verlo, sintió un destello en su mirada.
Fue entonces cuando Andrés sujetó su barbilla y la besó.
En el interior cerrado del auto, ese beso tierno y suave hizo que hasta el invierno pareciera cálido y agradable.
Andrés quería besarla apropiadamente.
—Aunque se habían llevado bien últimamente, no habían tenido otros momentos ínti