Alexander Lee (Jin-Sung)
El jet privado de largo alcance de la Corporación Lee devoró las diez horas de vuelo con una indiferencia obscena. Bajo mis pies, el mundo seguía siendo un tablero de juego, pero las reglas habían cambiado. Ya no era el CEO negociando fusiones; era un hombre despojado de su control, en un avión con un destino impulsado únicamente por la rabia y la obsesión.
Karl, sentado frente a mí en el lujoso salón del jet, no parecía estar revisando protocolos de seguridad. Estaba en silencio, con la mirada perdida en la moqueta, lidiando con su propia verdad. Había pasado las primeras horas en silencio.
—Jin-Sung, debo insistir. Tu abuelo te pidió que vigilaras desde Seúl. Al volar a Múnich, no solo desobedeces, sino que te expones al riesgo. Si Munan está en una misión de seguimiento para AMASF...
—AMASF no tiene operaciones en Múnich —lo corté, mi voz tan fría como el aire de Nepal que acabábamos de dejar—. Y si las tuviera, ella no usaría este tiempo para es