El Filo de la Mañana
Amaris
El comandante De Nyx estaba agitado. Su pecho subía y bajaba con fuerza, una respiración profunda que parecía querer expulsar la furia y el agotamiento. Aunque había dejado la daga en el suelo, el sudor le resbalaba por el rostro, dibujando senderos brillantes que descendían hasta su pecho desnudo y marcado. Sus ojos se veían perdidos, una mezcla de enojo, cansancio, o quizás algo más profundo que no pude descifrar. Sus manos, que habían empuñado el acero con tanta ferocidad, estaban enrojecidas. La brisa nocturna, un filo cortante entre ambos, me calaba los huesos debido al camisón ligero que llevaba; no me cubriría lo suficiente. Mis rizos apenas permitían que parte de mi espalda estuviera cubierta, dejando mi piel expuesta al frío.
Encontré un pequeño lugar resguardado en aquel patio y me senté, abrazando mi cuerpo para cubrirme del frío. Ryke echó la cabeza hacia atrás, contra la áspera pared de piedra, mientras su respiración se regulaba poco a poco. E