La Grieta en la Muralla
Me sentía afectado por aquel malestar. Estaba sentado cerca de donde me había sentido mareado, cansado, y ahora sudaba aún más debido al calor del lugar. Sentí cómo todo se movía, cómo me balanceaba hacia adelante y hacia atrás, esforzándome por no caer. Mi visión periférica bailaba con puntos negros, y el murmullo de la feria se distorsionaba en un zumbido distante.
__El médico irá hasta sus aposentos, Capitán. Sería mejor que volviera a estos__dijo la Princesa Amaris, su voz suave, inusualmente gentil. Me sorprendió ver una pequeña sonrisa dibujarse en sus labios, una que no era de burla ni de condescendencia, sino de genuina preocupación.
Era extraño. Era la primera vez que la rivalidad habitual entre ambos parecía disiparse, reemplazada por una especie de tregua inesperada. Asentí, demasiado agotado para articular una respuesta. Con la ayuda de uno de los guardias en los que más confiaba, el Teniente Gareth, me dirigí con paso lento y vacilante hacia mi habi