El café era discreto. Ventanas con cortinas de encaje que difuminaban rostros. Clientela absorta en laptops, auriculares bloqueando el mundo exterior.
Perfecto para una conversación que ninguno quería que fuera pública.
Luciana ordenó un americano que no tenía intención de beber—solo necesitaba ocupar sus manos—y eligió mesa en esquina trasera con vista clara a la puerta.
Sacó su teléfono, scrolleando sin leer realmente.
Ethan (7:23 AM): Buenos días, amor. Espero que hayas dormido mejor que yo. Te amo.
Chloe (8:15 AM): ¿Estás segura de esta reunión con Cross? Llámame antes si necesitas hablar.
Richard (8:47 AM): Luciana, cuando estés lista para hablar, estaré aquí. Sin presiones. Solo quiero que sepas que tienes mi apoyo.
La puerta se abrió a las 9:58 AM.
Damian Cross entró con confianza que llenaba espacios sin esfuerzo. Traje gris carbón que probablemente costaba más que el alquiler mensual de Ethan. Reloj que capturaba la luz—Patek Philippe, el mismo que su abuelo había tenido.
Sus