Leslie abrió la puerta de la sala privada.
—Pasen —dijo.—Soy la Dra Ariadna. —ella extendió una mano hacia Ariadna y sonrió amable.
—Ariadna.
Ariadna entró primero. Caminó despacio. Se sentó en la camilla. Dante se quedó de pie a su lado, con los brazos cruzados.
La sala era pequeña y blanca, con una luz suave. No había mucha decoración, solo el equipo básico.
Leslie se puso guantes.
—Voy a revisarte la nariz. No voy a hacer nada sin avisar —dijo.
Ariadna asintió.
La doctora era bellisima. Alta, delgada, con su bata blanca y lentes de montura de pasta, de esos que usan las profesoras sexis de las peliculas. su cabello rubio estaba atado en una cola de caballo, debajo de la bata de doctora se notaba una blusa blanca y unos pantalones Negros. Formal, pero de alguna forma Ariadna la encontraba hermosa. Sus ojos eran verdes y muy inteligentes.
Leslie acercó la luz y tocó el puente de la nariz con dos dedos. Era un toque firme, pero cuidadoso.
—Dime si esto duele.
—Sí —respondió Ariadna,