Marco partiò para la Villa la mañana siguiente, cargado de esperanzas que se desvanecieron en cuanto puso pie en la habitaciòn de Olimpia.
Las cortinas parecían gruesas, la luz de las velas reflejada en ellas hacían la ilusión que la estuvieran quemando, la caoba preciosa no parecía tan robusta, ni tan rojiza, la habitación estaba muriendo igual que Olimpia.
Señor....- Marco fue interrumpido mientras salía de la habitación de Olimpia
- Solo Ricardo, porfavor- intentó una leve sonrisa pero toda su energia estaba siendo consumida. Constanza se unió a ellos para escuchar el veredicto.
- Ricardo, Olimpia....- se voz se quebrò, hubiera querido que la noticia fuera màs alegre. - la tuberculosis es mortal....- otra pausa acompañada de un suspiro- lo siento.
- Marco- respiró profundo, los ojos se humedecieron- No es tu culpa, gracias por haber venido.
- Ricardo- dijo antes de comenzar a recoger todo para volver a marcharse- la enfermedad no es contagiosa, si quieres visitarla pu