Luego de la pérdida de su esposa, sin duda, hecho devastador para Kalil Sabagh, este decide cumplir el deseo de la monarquía; comprometerse de una vez y por todas con Alina Menen, su amiga de la infancia. El corazón le duele cada día que pasa, los recuerdos son una tormenta para él, aunque todo le grite pasar la página, su forma desenfrenada de sentir a Saravi en su piel lo está llevando al límite. Por otro lado, para Saravi, ahora Nahid, ciudadana Oficial de Yomal, su vida está tomando un rumbo positivo, pese a que su memoria no registra ningún evento del pasado porque el hecho de ser rescatada parece, lo mejor que le ha podido pasar. Omer Bozkurt, rey de Yomal, ahora perdidamente enamorado de Saravi, siente que este golpe del destino lo ha dejado sin aliento y en su opinión con un futuro brillante por delante. Ahora que este acto de suerte le ha llegado, está seguro de que nada ni nadie quitará la felicidad de su lado. Pero la situación se vuelve compleja, tanto, que todo resultará en una lucha por la Conquista. ¿Quién conquistará? “Recordar es fácil para el que tiene memoria, olvidarse el difícil para quien tiene corazón.”
Leer másKalil.
Ya no sé qué es perder el control…
¡Todo es tan distinto! ¡Me siento tan diferente!
La tenue luz de la lámpara refleja de forma limitada mi rostro cansino, ese que trato de esconder cada día de mi vida. Me cuesta tanto todo ahora… me cuesta sonreír como antes, también llorar como antes.
Mi corazón se apaga en cada instante, es como si desacelerara su curso, como si una oscuridad apremiante comenzara a apoderarse de él; como si el dolor que siento en el pecho hiciera metástasis para impregnarse en todo mi cuerpo, cumpliendo con su propósito.
«Matarme, matarme lentamente por dentro».
Por más que trato de cerrar los ciclos en mi vida, por más que quiero dar una orden a mi mente, esta no parece comprender mi estado de aflicción, esta parece alimentarse con mi desasosiego enfermándome cada día más, apretando mi garganta, cerrándola frente a las palabras que quieren salir, pero no lo hacen.
Así finjo los días felices con muecas de sonrisas.
«Espero que te vayas en vez de verte regresar en mis pensamientos. Me escondo en faenas y deberes para no mirarte a los ojos.»
Cumplo, solo cumplo con lo que se espera hasta que llega la noche y, entre sueños, vuelvo a sonreír, a gritar, a llorar, a desear.
«Tú mataste quien yo era y yo me dejé morir, solo tu regreso podría volverme la vida… pero es pedir un imposible. Mi garganta cerrada desea ser invadida por tu aliento, para no tener que reprimir el salir huyendo y simplemente fingir.»
Este es un sufrimiento que no se cansa, uno que no termina…
«¡Saravi mi amor!, ¡ayúdame!, ¡ayúdame a olvidarte!, ayúdame a poder seguir caminando, necesito que sigas mediando con mi existencia, porque necesito seguir construyendo un pueblo que tú misma abandonaste.»
Lágrimas frías descienden por mi rostro, pero estas ya carecen de todo, solo me pesan, me duelen, y me exasperan. Observo el mismo estante cada madrugada que vengo aquí, recorro con la vista cada libro y trato de divisar tus manos en ellos, escondiéndote… «Escondiéndote de mí.»
Las horas parecen eternas aquí, está claro que este sitio conoce mi situación, porque al entrar, comienza agravarla.
Pero es mi único refugio, esta biblioteca es el único escondite de mis responsabilidades, es el único lugar donde puedo desarmarme para luego levantarme del piso y seguir fingiendo…
He aceptado que este será el curso de mi vida, ya tengo claro que jamás podré borrar mis recuerdos ni el dolor que conlleva cada uno de ellos, ya estoy aprendiendo a vivir con ello, estoy aceptando que este será mi destino, porque definitivamente es imposible olvidar.
Es como estar en todo y vivir en la nada.
«Así que simplemente se trata de fingir…»
Saravi. Me senté fatigada, tratando de acompasar la respiración al esfuerzo que había hecho para con mi hijo. Así que dejé que Kalil se hiciera cargo ahora. Zaid corría apresurado por el jardín.Este era su juego favoritodesde que cumplió los tres años, le encantaba que su padre fuera tras él, hasta tomarlo de forma brusca y levantarlo en sus hombros. Todos reímos luego de su carcajada que procedió cuando Kalil lo levantó, ver esta escena me llenaba hasta los huesos cada vez que ocurría. Zura, Kader, Hanna y Basim estaban compartiendo el momento como una gran familia, con expresión de felicidad en sus rostros, después que los niños habían llegado, definitivamente ellos cambiaron tanto, que solo tenían ojos para ellos. Zaidera nuestro primer hijo, el primogénito, muy parecido a Kalil.Naimera el segundo. Tenía un año y medio y ahora mismo estaba en las piernas de N
Kalil. Cerré la puerta de la habitación y caminé como si mis pies no estuviesen tocando el suelo. «Estaba feliz. Pleno. Y si muy enamorado, enamorado hasta la médula». Aspiré el aire varias veces mientras caminaba. Recosté la cabeza hacia atrás y comprimí los ojos mientras susurré: —Gracias… Era afortunado como ninguno. Pero la comodidad y la paz solo me duraron escasos minutos. Llegué a la parte trasera del palacio donde la madre de Alinna lloraba desconsolada junto a su esposo que la sostenía por los hombros. Una fila de generales y guardas estaban esperando por mí junto con Fais que se encontraba al final de la fila. Así que después de mi llegada, Basim trajo a Alinna muy cerca de mi lugar. Una sensación de vacío se gestó en mi cuerpo al verla. Ella estaba… Ni Siquiera podía describirlo.Esamujer, no era Alinna. Ella parecía perdida en sus pensam
Saravi. Mis ojos se llenaron de lágrimas,¿Por qué se tuvo que llegar hasta este punto? —¿Puedo pasar? —la pregunta dispersó mis sentimientos encontrados. Parpadeé varias veces y asentí en dirección de Jemina. Ella se acercó un poco dudosa y se sentó en el sofá en el cual la había encontrado cuando desperté. Ella no dijo nada por largos minutos, solo pude ver como su garganta se tensaba. —Me impresionó verte aquí —comencé a decir—. No viniste cuando regresé de Yomal hace un tiempo. Negó. —No sabía qué decir… —¿Qué decir? —pregunté—. No tenías que tener algo preparado, estaba apareciendo después de un año… mi padre… —No soy como tu padre —interrumpió mirándome fijo.Allí estaba ella, esa era la verdadera Jemina. —Lo sé, madre… solo esperé que… —Ese ha sido el problema entre nosotras dos Saravi —corto nuevamente, muy decidida por hablar—. Tú siemp
Saravi. —¿Saravi? Hija… ¿Me escuchas? La voz insistente de Jemina hace que apreté el tacto que sostiene mi mano. Una sensación como si fuese a caerme me invade por completo y el picor de mi garganta me genera una tos al instante. Abro mis ojos de golpetratando de tomar un poco de aire, pero el dolor en mi costado me hace doblarme sin poder liberar la tos de forma sencilla. —Tranquila, poco a poco —vuelve a decir Jemina agitada. «¿Mi madre está aquí? Estoy soñando». Seguramente seguía en el sueño. Uno muy irreal. Apreté mi mano contra mi costilla hasta que pude toser más cómoda. Pero la sensación que tenía en la garganta era extenuante. Sentía arena dentro de ella. —T-Te… tengo sed… —pronuncié con la voz ronca y seca. Parpadeé varias veces, mientras la mujer temblorosa, acomodaba una almohada para que pudiera sentarme más cómoda en la cama. El dolor que tenía en m
Kalil. La vibración constante del cuerpo de Saravi me hizo despertar de golpe. En eso me levanté de un solo tirón, fijando mis ojos en ella. Estaba convulsionando, estaba prendida en fiebre y sudaba muchísimo. Tomé su cuerpo torpemente muy nervioso aparentándolo contra mí mientras grité lo más fuerte que pude. —¡Janí! Nadie se asomó, acomodé el cuerpo tembloroso de Saravi rápidamente y me disparé hacia la puerta. Justo cuando la abrí, Janí venía corriendo hacia a la habitación y se sorprendió al verme dentro de ella. —Majestad… —No hay tiempo Janí, algo le pasa —dije señalándole. Janí se hizo a un lado de mi cuerpo para ir rumbo a la cama de Saravi. Luego de verla, fue otra vez hacia la puerta y le dijo a un lacayo. —Llame urgente a los médicos del palacio ¡ahora mismo! Sus palabras nerviosas del hombre solo aceleraron mi ritmo cardiaco. Entonces fue hasta la cama colocándose de
Kalil. —Kalil, por favor… —intervino Alinna viniendo hacia mí. Entonces cuando estaba a unos pasos coloqué de golpe mi palma para que no se acercara, y luego la miré fijo como si quisiera matarla con mis manos. —Morirás Alinna, tu pena será la muerte aquí mismo en el palacio, y no te salvarás de ello, por nada del mundo. Su rostro se puso pálido y lívido, sus labios se abrieron para decir algo, pero fue interrumpida por su padre Bilal. —Majestad, ¿Qué está diciendo? —dijo colocándose delante de su hija como si eso fuese a protegerla. —Su hija será acusada de traición Señor —dijo Basim en tono fuerte y claro, entonces el hombre titubeo varias veces viendo a Dima muy asustado. Recorrí el escenario, Hanna miraba a mi madre como si esto fuera un mal sueño, a lo que mi madre le cambiaba el rostro en varios colores. —Majestad… ¿Por qué se acusa a Alinna de traición? —pregunto su padre nuevamente haci
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