Conquista Real (Libro II)
Conquista Real (Libro II)
Por: Maria Pulido
Prefacio

Kalil.

Ya no sé qué es perder el control…

¡Todo es tan distinto! ¡Me siento tan diferente!

La tenue luz de la lámpara refleja de forma limitada mi rostro cansino, ese que trato de esconder cada día de mi vida. Me cuesta tanto todo ahora… me cuesta sonreír como antes, también llorar como antes.

Mi corazón se apaga en cada instante, es como si desacelerara su curso, como si una oscuridad apremiante comenzara a apoderarse de él; como si el dolor que siento en el pecho hiciera metástasis para impregnarse en todo mi cuerpo, cumpliendo con su propósito.

«Matarme, matarme lentamente por dentro».

Por más que trato de cerrar los ciclos en mi vida, por más que quiero dar una orden a mi mente, esta no parece comprender mi estado de aflicción, esta parece alimentarse con mi desasosiego enfermándome cada día más, apretando mi garganta, cerrándola frente a las palabras que quieren salir, pero no lo hacen.

Así finjo los días felices con muecas de sonrisas.

«Espero que te vayas en vez de verte regresar en mis pensamientos. Me escondo en faenas y deberes para no mirarte a los ojos

Cumplo, solo cumplo con lo que se espera hasta que llega la noche y, entre sueños, vuelvo a sonreír, a gritar, a llorar, a desear.

«Tú mataste quien yo era y yo me dejé morir, solo tu regreso podría volverme la vida… pero es pedir un imposible. Mi garganta cerrada desea ser invadida por tu aliento, para no tener que reprimir el salir huyendo y simplemente fingir.»

Este es un sufrimiento que no se cansa, uno que no termina…

«¡Saravi mi amor!, ¡ayúdame!, ¡ayúdame a olvidarte!, ayúdame a poder seguir caminando, necesito que sigas mediando con mi existencia, porque necesito seguir construyendo un pueblo que tú misma abandonaste.»

Lágrimas frías descienden por mi rostro, pero estas ya carecen de todo, solo me pesan, me duelen, y me exasperan. Observo el mismo estante cada madrugada que vengo aquí, recorro con la vista cada libro y trato de divisar tus manos en ellos, escondiéndote… «Escondiéndote de mí.»

Las horas parecen eternas aquí, está claro que este sitio conoce mi situación, porque al entrar, comienza agravarla.

Pero es mi único refugio, esta biblioteca es el único escondite de mis responsabilidades, es el único lugar donde puedo desarmarme para luego levantarme del piso y seguir fingiendo…

He aceptado que este será el curso de mi vida, ya tengo claro que jamás podré borrar mis recuerdos ni el dolor que conlleva cada uno de ellos, ya estoy aprendiendo a vivir con ello, estoy aceptando que este será mi destino, porque definitivamente es imposible olvidar.

Es como estar en todo y vivir en la nada.

«Así que simplemente se trata de fingir…»

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