Capítulo 58

Kalil.

Cerré la puerta de la habitación y caminé como si mis pies no estuviesen tocando el suelo.

«Estaba feliz. Pleno. Y si muy enamorado, enamorado hasta la médula».

Aspiré el aire varias veces mientras caminaba. Recosté la cabeza hacia atrás y comprimí los ojos mientras susurré:

—Gracias…

Era afortunado como ninguno.

Pero la comodidad y la paz solo me duraron escasos minutos.

Llegué a la parte trasera del palacio donde la madre de Alinna lloraba desconsolada junto a su esposo que la sostenía por los hombros. Una fila de generales y guardas estaban esperando por mí junto con Fais que se encontraba al final de la fila.

Así que después de mi llegada, Basim trajo a Alinna muy cerca de mi lugar.

Una sensación de vacío se gestó en mi cuerpo al verla. Ella estaba… Ni Siquiera podía describirlo. Esa mujer, no era Alinna. Ella parecía perdida en sus pensam

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