CAPÍTULO 137: LA CAJA SELLADA
Maddison
Hay cosas que se siembran con una mirada y crecen como una duda. Desde que Derek mencionó aquella pregunta de los reporteros, no he podido dejar de pensar en la mujer de la farmacia, en cómo me observó, en ese desprecio que se escondía detrás de su burla. Estoy segura de que fue ella quien lo dijo, la que empezó el rumor. Quizá fue solo una frase lanzada al viento que se volvió incendio.
Derek duerme profundamente a mi lado. Su respiración es regular, serena. Se nota que está agotado por todo lo que ha hecho en los últimos días: firmar el divorcio, enfrentarse a la prensa, reunirse con accionistas, aguantar a Vivian, pero sobre todo por tratar de mantenerme en pie mientras yo me desmorono por dentro. Lo amo, no hay una parte de mí que no lo ame, y por eso precisamente… no puedo decirle.
A la mañana siguiente me levanto temprano, me visto con calma, elijo ropa holgada y me maquillo ligeramente porque necesito parecer normal y que él no sospeche.
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