Esa noche volé lejos de los Estados Unidos junto con mi abuela y el padre de Bris, aun no podia creer que el estaria cuidandome, era un chiste que no dejaba de causarme gracia. Bajamos de la camioneta frente a la pequeña pero hermosa casa de la abuela de Bris.
—¿Que carajos es esto?, parece la casa de una bruja.
—Si, eso soy, y si eres la persona que creo, deberías largarte de mi casa porque puedes morir por un maleficio —Mary aparece entre los arboles causando que mi abuela se asuste.
—Por Dios, pero si es la madre de Bris —rio y Mary tambien hace lo mismo.
—Solían decirnos eso mucho, soy su madre y mi nieto no me dijo que la escoria de su padre venia.
—Tampoco sabia que aun seguías viva, vieja —los dos se observan con mucha rabia y yo ruedo los ojos.
—Porfavor, no pueden estar peleándose, ahora mismo necesitamos estar juntos y unidos.
—No puedes pedirme eso, cariño, ese hombre asesino a mi hija, no puedo ni verlo —asiento porque se que eso es muy difícil para ella, por eso no