El resto de tiempo que estuve con Bris no pude estar tranquila, no dejaba de mirar mi alrededor como si alguien me estuviera persiguiendo, pero estaba mas que seguro que el ruso no dejaría las cosa asi, el no era esa clase de hombres.
Siento como mi esposo me toma de las caderas cuando entramos a la pista de baile, se que esta haciendo esto para distraerme, pero al parecer nada esta funcionando.
—Relaaja el cuerpo, nena, no hha intentado nada y han pasado mas de dos horas desde que te intercepto en el baño.
—Eso no quiere decir que nada vaya a pasar, no me gusta para nada el silencio qué hay en el lugar ahora mismo —el suspira enterrando su rostro en el hueco de mi cuello.
—A mi tampoco, pero si nos preocupamos no podremos pensar bien y el tendra la ventaja —asiento porque en eso el tiene toda la razón, me estoy dejando llevar por lo que mi corazon siente y eso no es bueno.
—Tienes razon, debo tranquilizarme, prometo que lo hare.
Solo recibo un beso de su parte, ambos seguimos e