Giovani, solo necesita dos cosas para mantener su posición de Ceo. Primero, una mujer virgen con una edad específica. Y segundo, que se mantenga así al menos los dos primeros meses del casamiento. Absurdo ¿verdad? Pero si cumple con esos objetivos, el testamento en juego se hará válido. Sin embargo... todo se complica cuando, sí, encuentra a una joven bastante complicada en su empresa con todos los requisitos. Ella es perfecta y después de varios intentos ha logrado que firme a cambio de 3 millones de dólares. Pero... ¿Por qué hay un niño al lado de ella que le dice mamá? ¿Ella no era virgen...? y ¿Por qué el niño se parece a él? ¿Acaso ha sido estafado?
Leer másIsabela miraba del hombre sentado frente a ella a los papeles en sus manos. Podía asegurar en ese momento que tenía una mina de oro en sus dedos que no podía desaprovechar, sobre todo porque necesitaba ese dinero y no precisamente para ella misma. Sentía la mirada de aquel atractivo hombre sobre sí, casi como una presión para que acabara de firmar, pero ella no era estúpida ni se dejaría conquistar tan fácilmente por ese rostro hermoso y varonil.
Ella… tenía prioridades
Además, lo más importante, si le iban a pagar una buena suma por sus servicios, unos cuantos ceros más no vendrían mal.
El contrato que ella había leído era bastante simple, corto, pero preciso.
Primero y más importante, ser virgen. Eso era lo imprescindible. Ella lo era con sus 24 años. Extraño dirían algunos para la actual sociedad, pero ella tenía eso… prioridades. Tener sexo casual o una pareja en su muy limitado tiempo no estaba entre sus planes.
Y ahí venía el segundo punto, ser soltera. También cumplía con eso.
Tercero fingir ser su prometida por dos semanas, donde sería presentada a la familia de su prometido ficticio. Después del casamiento, a los dos meses y cumplido el objetivo del contrato vendría un divorcio bien sustancioso, donde ella recibiría una buena suma de dinero.
3 millones de dólares para ser más específicos.
Lo mejor de todo es que en ese tiempo ella tendría que mantenerse virgen y hasta le harían una inspección cuando el plazo de los dos meses se cumpliera dentro del matrimonio, una condición un poco extraña, pero quien era ella para opinar, al menos, el sexo no estaba de por medio. Así que despertar desnuda en la misma cama con ese hombre no era estaría en el futuro cercano, porque dado el tamaño de él y la forma de su cuerpo, como que alguien perdería algo más que la virginidad y no podía darse el lujo de terminar en un hospital. Porque si así de grande era su cuerpo, como sería...
«Céntrate Isabela» se dijo mentalmente.
Ahora era momento de sacar provecho, pero sabía que decirlo directamente no sería una buena alternativa. No era graduada de economía con por gusto. Conocía muy bien cómo administrar el dinero, sobre todo sumas tan grandes como aquellas. Y si por casualidad pensaban que ponerle el documento en otro idioma funcionaría para salirse con la suya y aprovecharse de ella, estaban muy equivocados.
Era joven, no inepta. Aprendía muy rápido.
-Hay algunas cosas que me gustaría añadir- dejó los papeles delante de la mesa.
Notó que la ceja oscura del hombre delante de ella se alzó elegantemente, no afectando su imagen atractiva. A su lado el abogado se puso nervioso mas no habló. Su trabajo no era ser mediador.
Isabela frunció los labios antes de hablar.
-¿Podría darme una hoja y un papel? Quisiera agregar algunas cosas al contrato que creo, son imprescindibles, al menos para mi persona.
El hombre frente a ella se removió algo incómodo en su asiento, después de todo, el contrato de por sí ya era bastante generoso. Y sin muchas exigencias hacia ella.
-¿Qué más vas a poner? No es suficiente con tres millones solo por fingir ser mi esposa por muy poco tiempo. Ni siquiera exijo que cumplas tus tareas maritales- su voz sonaba grave, ligeramente molesta. Por lo visto estaba acostumbrado a que las cosas salieran como a él le gustaba.
Pero Isabela solo sonrió agarrando el papel que le ofreció el abogado que sudaba notablemente. La tensión se sentía en el aire.
-Sí, es una suma generosa, pero no es la primera vez que trato con contratos y hay algunas cosas que faltaron, después de todo, quien garantizar mi seguridad en estas cuatro paredes durante ese tiempo. Usted mismo lo dijo, tengo que vivir aquí durante todo ese tiempo y estoy segura de que las personas a mi alrededor, incluyendo las de la empresa, me mirarán raro por estar saliendo con el Ceo de esta. ¿No cree? -ella le sonrió de lado al hombre, corriendo un mechón de cabello rojizo detrás de su oreja.
-Yo lo haré- respondió con confianza el hombre.
Ella alzó una ceja incrédula. Si, como no.
-Tiene mucha confianza, pero eso no me es suficiente- para su corta edad Isabela había aprendido muy bien que ni siquiera en la familia se podía confiar. Por lo que comenzó a escribir mientras decía lo que ponía.
-Durante el tiempo vigente del contrato y hasta que nos divorciemos, por cada caricia serán 200 dólares, por cada agarre de mano 300, por cada beso 1000- veía como el azul de los ojos del hombre se volvía oscuro- No me mire así, tengo que llegar virgen al divorcio y sé que no me pondrá la mano encima, pero en público de seguro tendrá que hacer muestras de afecto, y aquí es cuando se aplica esto. Eso o denuncia por acoso- ella alzó los hombros con desinterés- Puede elegir. Anuncio que estoy abierta a propuestas.
No mentiría si dijera que su corazón martilleaba en su pecho nervios. Era alguien dura, pero acostumbrada a ganarse el dinero por ella misma, por lo que tratar con una situación así no era algo fácil.
-Está bien-la afirmación de él la sorprendió en un momento porque este hombre era todo menos sumiso y permisivo. Se notaba que estaba desesperado.
-Otras cosas más- ella siguió añadiendo, faltaba lo más importante. Notó que el hombre solo la escuchaba- 2000 dólares por cada insulto de algún miembro de su familia a mi persona, 5000 por cada golpe que de seguro alguno vendrá, no soy ingenua y 10 000 por cada intento de asesinato. Estamos hablando de que hay más personas luchando por la herencia, algún tiro puede venir desapercibido, hay que ser precavido en estos tiempos y no tengo intención de morir joven- hablaba con una sonrisa en sus labios que hizo sentir incómodos a los hombres en la sala- Y lo último, su novia no debe estar rondando las cercanías, primero, porque su plan se puede ir por la borda, y segundo, no tengo intenciones de caer en las garras de una gata celosa cuando lo que tenemos es simplemente profesional. Capaz que me lance por la escalera. No, no, no. Si desean verse, háganlo fuera de aquí en algún hotel caro de esos que puede pagar. Lo digo por el bien de todos.
Alzó la cabeza después de terminar de escribir con su rostro claro. En cambio, el del Ceo estaba totalmente sombrío.
-Muchas exigencias- su voz salió sumamente grave. Sus dedos golpeaban repetidamente el reposa manos del butacón estilo Luis XVII que costaba más que una casa.
-Para nada- ella inclinó la cabeza dejando que los mechones de su cabello recogido en un grueso moño- Solo estoy evitando salir en peores condiciones de las que voy a entrar. Usted es rico, he controlado las finanzas de personas con el status de usted y he visto lo suficiente para saber que debo tener cuidado. Solo serán unos pocos miles de más si todo va tranquilo. No creo que a su bolsillo le duela-
El Ceo entrecerró los ojos, pero al final suspiró.
-Agréguelo al contrato- le dijo al abogado que pronto comenzó a escribir en la laptop el resto de los puntos.
Durante esos minutos el silencio fue absoluto en la sala. Nadie hablaba. Simplemente, el hombre y la mujer se miraban tranquilamente, uno con un rostro serio, la otra con una leve sonrisa, como si aquella situación no la incomodase, as pesar de que tenía los nudillos blancos de apretar el borde de la cartera.
Después de unos veinte minutos, Isabela estaba firmando el nuevo contrato donde ella sería la más beneficiada. Si todo iba bien en menos de un año, sería millonaria. Quien pudiera quejarse de eso. Ella no.
Así que cuando dejó el bolígrafo sobre la mesa se enderezó y le sonrió más ampliamente a quien era su jefe en la empresa donde ella trabajaba.
-Bueno, desde ahora somos socios. Espero que trabajemos bien juntos fuera de la empresa.
El Ceo se levantó acomodándose el traje hecho a medida y que se amoldaba a su amplia espalda y estrecha cintura. Sus ojos no la dejaban ir. Un brillo inusual bailaba en ellos.
-Prepara todo, dentro de tres días irán a buscar tus cosas para que te mudes a esta mansión- él dijo sin más.
Isabela se levantó y asintió con la cabeza, teniendo que alzarla para ver su rostro. Él debía medir como mínimo 1,90.
-En ese caso me voy, tengo algunas cosas que hacer y debo empezar a empacar rápido.
En eso su celular sonó. Lo sacó del bolso, un teléfono bastante viejo que apenas daba intimidad cuando se hablaba y donde la pantalla estaba toda desgastada, incluso tenía teclistas. El hombre se preguntó porque no tenía un equipo más moderno.
-Hola- Isabela respondió tranquilamente.
-Hola, señora Smit. La llamamos porque su hijo tiene fiebre de nuevo, ¿podría pasar a buscarlo antes de la hora normal?
La sonrisa del rostro de Isabela se desvaneció completamente.
-Voy para allá- y simplemente colgó.
Fue a guardarlo, pero una mano se envolvió alrededor de su muñeca y fue tirada hacia adelante.
-Acaso me estás engañando- él sonaba muy molesto- ¿Hijo?-
Isabela no se dejó intimidar y agitó la mano para soltarse y retroceder. Se acomodó la cartera sobre su hombro.
-No lo he engañado. Usted necesita que fuera virgen, así que no hay problema con eso, lo puede comprobar ahora mismo, aunque nunca se dijo en el contrato que estaba prohibido que tuviera hijos- la sonrisa volvió a posarse en sus labios- Así que espero que le gusten los niños, Ceo.
Y diciendo eso, simplemente dio media vuelta y salió por la puerta de la mansión, dejando al hombre más confundido de lo que pudiera imaginar. Esta vez habían sido más inteligente que él.
Isabela dejó salir todo el aire de sus pulmones cuando sintió la puerta cerrarse a su espalda. Ufff, lo había hecho. Ahora solo necesitaba pensar en recoger a su hijo y tener una carga de energía porque sentía que había perdido 10 años más. Nada que 3 millones no pudiera solucionar
2 años después.Allen tocó la puerta del cuarto de Giovani mientras se frotaba los ojos. No recibió respuesta, pero aun así la puerta no tenía seguro pasado, eso significaba que podía entrar. Y lo hizo.En las últimas semanas había tenido algunas pesadillas efecto secundario y temporal del tratamiento que estaba llevando para mejorar su salud, y aunque Isabela dormía con él cuando se lo pedía no podía quitarle todo el tiempo de estar con su esposo, y padre. El problema era que, si despertaba debido a esas pesadillas a mitad de la noche estando solo después no podía volver a dormir, aun cuando Kiki estaba con él.Sus padres ya habían pensado en esas posibilidades y por eso estaba ahí. Cerró la puerta detrás de su espalda después que el Golden retriever entró detrás de él, y caminó en dirección a la cama. Y era automático. Giovani tenía el sueño ligero y alzó la cabeza al sentirlo.-Tuviste pesadillas de nuevo- se sentó en la cama corriendo el cabello hacia atrás.Allen asintió un poco
Giovani sabía que tenía que ser gentil y tener mucha paciencia. Su esposa era virgen, y lo que menos deseaba era que ella tuviera una experiencia dolorosa. Eso quizás no era algo que estaba del todo en sus manos, pero intentaría que su sufrimiento fuera el menos posible. Su himen ya había sido roto pero la penetración era completamente nueva para ella y él no era precisamente pequeño, así que debía ir lento.Una de sus manos acarició la parte interna del muslo de ella mientras la otra la movió sacando sus dedos del sexo húmedo dejando un hilo cristalino. Estaba lista, excitada, dilatada. Era el momento perfecto y él mismo no sabía si podía seguir aguantando, su miembro también palpitaba de la emoción.-Voy a entrar- alzó la cabeza y su mirada se encontró con la de Isabela.Ella se mostraba un poco vacilante, pero sobre todo era por los nervios. Mordía su labio inferior y él temía que se lo rompiera y tuviera que salir corriendo para atenderla. Aunque había comenzado su tratamiento no
Isabela agarró el vaso de leche de la mano de Allen y lo dejó en la mesita. El niño casi tenía los ojos cerrados y dio un gran bostezo que se sincronizó con el de Kiki que al final había terminado durmiendo con él. Ella sonrió y le beso la frente acomodándolo en la cama y tapándolo.Ese día había sido incluso mejor que el de su boda original. No había sido igual de ajetreado que aquella vez, pero si más divertido, íntimo, y esta vez con sentimientos reales. Era extraño, pero antes no tenía casi nada, apenas lo suficiente para ofrecerle a Allen, y ahora, hasta un padre y una vida estable podía darle. Se sentía… realmente aliviada.-Bela, te ves feliz- Allen le dijo con una leve sonrisa.-¿En serio?- ella inclinó la cabeza- Quizás es porque lo estoy.-Te lo mereces- la sonrisa de Allen se hizo más grande, y se acomodó- Y ya vete, Giovani parecía que se iba a desmayar cada vez que te apartabas de él. Me parece que va a ser un papá muy baboso.-Alleeeennn- Isabela no pudo evitar carcajear
Isabela suspiró de alivio mientras terminaba de firmar los documentos delante de ella. Tener bajo su poder todo el imperio de Giovani era un peso demasiado pesado para su persona. Prefería devolvérselo. Aun recordaba cuando Kamil le había dicho que él le había transferido todo y la razón de ello y lo había entendido, pero de que casi se desmayaba, había sido un hecho.-No me vuelvas a hacer eso sin consultar antes conmigo- le pidió al hombre sentado al lado de ella en la cama que guardaba los papeles.Giovani le dio un beso en la mejilla antes de dejarlos en la gaveta de su cama bajo llave.-Lo prometo, pero fue una medida tomada de la noche a la mañana. No tenía mucho tiempo para explicarte bien las razones, y como no lo sabías era mejor para ti y no te preocuparas por ello. Él volvió y pasó el brazo por encima de los hombros de ella para con la mano girarle el rostro y dejar un beso sobre sus labios.-Ahora olvidémoslo del tema y centrémonos en nosotros- le dijo contra su boca para
El dolor de cabeza que Giovani tenía al momento de abrir los ojos era brutal, sobre todo en la parte trasera. Era como si hubiera sido… ¿golpeado?Se sentó de golpe en la cama. Espera ¿Qué había ocurrido?Estaba hablando con Isabela y de buenas a primera había sentido un dolor agonizante para después caer. Creía haber escuchado la voz de su hijo, pero eso no lo podía garantizar eso… además, su hijo no sería capaz de hacerlo eso ¿verdad?-¿Ya despertó?- la puerta se abrió y entró Kamil. Su rostro estaba algo serio, mucho más de lo normal y eso alarmó a Giovani.-Kamil ¿qué ocurrió? ¿dónde está Isabela? Tengo que hablar con ella. Aclarar todo.Kamil apretó los labios mostrándose frustrado.-La verdad no le tengo muy buenas noticiasGiovani se corrió el cabello hacia atrás rechinando los dientes y se corrió para sentarse.-¿Qué demonios quieres decir? Sé más específico, mi cabeza me está matando.Kamil se acercó hasta ponerse delante de él.-Esto es un mensaje directo de parte de Isabela
Giovani juró que si no fuera porque era buen chofer hubiera chocado más de 10 veces con cualquier cosa. Parecía un loco manejando en dirección a su destino que por suerte no quedaba tan lejos. Había hecho bien en comprar la casa cerca. Había intentado llamar a su esposa por el celular de Kamil pero como se imaginó, ella no le respondió aun si daba timbre.Conociendo a Isabela le debía estar mentando todas sus generaciones, incluido él.Es que entre sus intenciones no estaba realmente separarse de ella. Pero no quería seguir con aquel teatro y menos un contrato de por medio. Así que en cuanto entró al jardín de la mansión sin problemas ya que el guardia de adelante lo conocían dejó el auto y casi se lanzó. Kamil se encargó de estacionarlo bien y apagarlo mientras su jefe hacía las cosas bien, porque adentro se pondría caliente la situación.Rafael regresaba del patio con una bandeja y un plato con restos de leche caliente. Se impresionó al ver al Ceo a esa hora de la noche y además en
Último capítulo