Sin juicio.

—Sí deseas puedes cerrar la ventana y prender el climatizador.—balbucea Sam tecleando sin parar tras su ordenador.

—No, así estoy bien.

Me dispongo a revisar los documentos,basta con una hojeada y manos a la obra ,en media hora todo está listo y a imprimir.

—¿Qué imprimes Estela?—cotillea Sam con los ojos clavados en la impresora.

—¿No me dijo que el informe era para el medio día? ...pues ya está.

—¿Qué?... imposible

Tomo el montón de hojas ,los coloco muy bien en un file y se lo entrego personalmente.

—¡Wow!...no puedo escribir tan de prisa .

—No escribí señor ... usé Excel...fue muy fácil.

—Mmm...ya veo...no sé mucho de Excel...¿qué te parece Estela sí me enseñas ?—masculla mirando embelesado cada hoja muy minucioso

—¿Qué le enseño?—musito con los ojos brillantes sentándome en mi silla.

—¡A usar Excel !...¿qué me dices ...hoy en mi apartamento a las 8?

El corazón se me aprieta,mi cabeza se hace un nudo y obvio mi cerebro genera un enorme no.

—¡Por supuesto!...—digo sin tan siquiera pensar .

—¡Perfecto!...te envío las indicaciones a tú móvil...

Ruedo los ojos por la pantalla brillante de mí ordenador ,la secuencia de números me agobian la cabeza y la respiración se me entre corta,es increíble que pueda aceptar una invitación así en mi primer día aquí .

Pero es demasiado tarde para arrepentirme.

La puerta de caoba pulida se abre ,Natali entra como si nada.

—¡Hill!...la salida hoy es a las 3... recuerda —dice con una voz melosa e insoportable.

—Lo...lo siento Natali...márchate tú...debo trabajar...y por favor toca la puerta antes de entrar...—susurra Sam cómo si yo fuera sorda.

—¿Qué?... que dices Sam

—¡Qué salgas !—ordena Sam muy furioso.

El cabello negro y sedoso se le arremolina sobre sus hombros,el escote marcado de su bien dotado busto se empapa en sudor ,frunce el seño y dirige su mirada hacia mí.

Destila rabia por sus poros y la envidia recorre todo su cuerpo.

Sam está muy quieto, paralizado, después del fuerte portazo y la escena que montaron solo resopla y continúa con su trabajo,aún me familiarizo con el mío ,un silencio vago se escurre en la oficina y el calor sofocante y desesperante del medio día no me permite continuar.

—Señor...¿puedo prender el climatizador?

—Mjm—masculla sin alzar la vista.

Las cortinas aterciopeladas se atascan en la derecha ,mi alta estatura no es suficiente para llegar ,casi de puntitas siento un vapor inexplicable trás mi oreja .

Sam levanta el brazo y de una corre la cortina y cierra la ventana.

Pero no sé marcha ,puedo percibir su aliento en mi nuca,un aroma delicioso de menta mezclada con fresas me envuelve el alma,cuando me volteo, aún está ahí, mirándome fijo,tiene la ceja partida y el rostro lleno de moretones.

—¿Estás bien?—musito pasando mis dedos sobre su ceja 

—Sí...—afirma retirándome la mano y se incorpora a su trabajo.

No sé en qué pensaba al tomarme tal atrevimiento,mis delicados dedos volaron solos, nerviosos a su tacto.

Otra vez no decimos nada ,poco a poco se siente una tranquilidad cautivadora,el piso va quedando vacío,los últimos pasos de tacones discordantes se escuchan a las 3,debe ser Natali.

—¡Te puedes ir! ...recuerda esta noche paso por ti...a las 8.

—Mjm...claro.

—O ...si quieres... quédate más rato...y vamos directo a mí apartamento...no te preocupes allí te puedes duchar y eso.

—No..no mejor pasa por mí...hoy la noche estará clara,hay luna llena .

Noto cómo los ojos de Sam se abren inconsciente,dirige la mirada hacia mí y está muy nervioso.

—Hoy...¿hoy no es 19 de marzo?—tartamudea.

—No...señor ...es 20.

—¡No puede ser! ...—balbucea.

—Recordé algo ...¿me enseñas mañana ? tengo un compromiso muy importante hoy.

—¡Oh!...de acuerdo , cómo quieras .

—Bueno...mejor ... está bien ...pero no te podré recoger ...¿te pido un taxi?

No comprendo la intriga con la noche ,pero para mí está bien cualquier cosa,al final ya acepté,¿qué puede pasar ?

Sam pasa la tarde haciéndome preguntas,pero es tan sexy que no me abstengo a ninguna,hasta que al fin concluye la tarde ,mi labor también,recojo todo ,me despido y me marcho.

Las dudas se vienen a mi cabeza como gotas de lluvia endurecidas ,una abalancha de preguntas sin respuestas me abaten pero prefiero no escuchar esa vocesilla que me impide ir al apartamento de Sam,con mi padre de viaje ,será muy fácil.

Parezco adolescente,me tomo mi tiempo para ducharme ,me siento algo avergonzada por mi ropa de hoy,al final del guardarropas está aún ese vestido café que me regaló la tía Dixi,es algo atrevido,llega hasta mis muslos mostrando la espalda y un gran escote , aprovecho para peinarme y plancharme muy bien el cabello,una vez desrizado me llega casi hasta las nalgas ,un tono suave carmelita en mis labios y ya está .

El taxi más exacto que existe ,los nervios hacen de las suyas,y un sudor indiscreto recorre mi espalda descubierta.

La noche está preciosa,una luna enorme y resplandeciente ilumina cada adoquín de las entre calles y la brisa gélida me acaricia hasta el alma.

El taxi termina su recorrido,me deja frente a un edificio casi tan alto como la empresa, según la dirección debo ir al piso 15.

Cuándo llego al apartamento número 22 un chico muy alto con un pulover negro ajustado me abre la puerta , acompañando al tatuaje del cinco en número romano se encuentran una serie de tatuajes chicos y enormes,el pulover está tan ajustado que se le marca la línea de los músculos.

Cuando reacciono sus ojos ya no son color avellanas ,unas pinceladas de sensualidad invaden su iris , tornándose negros como la noche ,se queda estático y me devora de arriba a abajo con su mirada tomándose su tiempo.

—¡Hola Estela !...estás muy bonita...pasa...pasa—me invita colocándose hacia un lado.

—Gracias señor Hill

—Tutéame por favor ,soy Sam

Asiento y entro ,vaya de lujos en una habitación,una televisión enorme adorna la pared del frente ,unas lámparas doradas con flores de cristal blanca alumbran sobre el techo,y la decoración es exquisita,todo es tan fino y de clase alta que me cuesta respirar.

Sam parece notar mi incomodidad .

—Siéntate dónde gustes ,traeré algo de beber...el negocio va bien y nos podemos dar ciertos lujos ...mi padre insiste en se debe gozar del fruto del sacrificio.—me explica perdiéndose entre las cortinas de encaje fino.

A su regreso trae una bandeja muy simpática con una soda y unos panqueques.

—No sé que bebes así que te traje una soda de limón y pues... unos dulces .

—Gracias...¡me encantan los dulces! —digo saboreando un sabroso panqueque.

Sam está ahí , tumbado sobre el sofá mirándome comer fijamente.

Cuándo sus ojos se encuentran con los míos enciende el portátil. 

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