Capítulo 15. Verdaderas razones
Stefan por un momento se quedó sin palabras.
   Victoria lo cautivaba, no lo hacía a propósito y él se daba cuenta, le tenía miedo y él sabía que era lo mejor, pero vaya que quisiera que fuera diferente.
   Convencido que es una tontería y que se ha encaprichado con ella como no lo ha hecho con nadie la aflojó y comentó con desprecio:
   —El amor es para los débiles, Victoria, te estoy dando mucho y no te has dado cuenta.
   —No me interesa nada que venga de ti ¡¿Es que no lo entiendes?!
   —Pero es lo que te tocó, aprende a aceptar el destino Victoria.
   —Yo no creo en el destino…
   —Cree en el honor entonces, porque yo hago lo necesario, pero lo hago por honor y te prometí que estaríamos a salvo.
   —Jamás me dejarás ser libre ¿cierto? —Masculló Victoria sin poder evitar llorar de impotencia y rabia—. Me utilizarás para engañar a tu madre y hermana, manteniéndome a tu lado como a una mascota y si desobedezco serás capaz de torturarme.
   —No dudes de que soy capaz de muchas cosas