La mañana empezó con los teléfonos en alerta y las agendas en pausa.
Julie seguía en la suite del hospital, recuperándose.
Emily había pasado la noche reescribiendo el informe creativo de la campaña.
Sean, con la mandíbula apretada y las manos afiladas de tensión, llevaba ya tres llamadas al equipo legal.
Y Luca… estaba en movimiento.
El video de Savannah manipulando la copa y dejando el frasco en el bolsillo de Sean era claro.
Imposible de discutir.
Ni ambigua ni sugerente.
Una acción criminal capturada sin margen de duda.
Pero había un problema.
Savannah… ya no estaba.
La habitación que tenía reservada en el hotel había sido liberada a las 5:40 a.m.
Su equipaje, recogido por un mensajero privado.
No hubo checkout en recepción.
No hubo firmas.
No hubo rastros.
Luca lo notificó a Sean con la misma expresión que se usa para decir que algo salió mal pero no fue por descuido.
Fue por cálculo.
—Desapareció —dijo, sosteniendo el teléfono—. N