Mundo ficciónIniciar sesiónTras la trágica muerte de sus padres,Ares Balmore es acogido por el temible mafioso Apolo Arismendi, quien ve en él no solo un hijo, sino al sucesor perfecto para su imperio criminal. A medida que Ares se adentra en este universo de traiciones y estrategias despiadadas, comienza a aceptar su destino forjado por las sombras. Sin embargo, su vida toma un giro inesperado cuando se enamora perdidamente de Selene Arismendi, la única hija de Apolo. Su amor prohibido representa un desafío no solo a las leyes del crimen, sino también a los secretos oscuros que han permanecido ocultos durante años. Amores y lealtades se ponen a prueba cuando verdades atrapadas en el tiempo emergen, Ares y Selene se ven arrastrados a una tormenta de conspiraciones que amenazan con destruir todo a su paso.
Leer másEl sol brillaba intensamente sobre las suaves olas del océano Pacífico, Ixtapa se mostraba en todo su esplendor. Selene aplicaba protector solar a los trillizos cuyas mejillas rosadas se veían hermosas.Lauren y Fiorella, con piñas coladas en las manos tomaban el fresco bajo las palmeras que se movían suavemente con la brisa marina, creando un ambiente de ensueño que invitaba a la relajación.Los cómodos hoteles alineados a lo largo de la costa ofrecían vistas espectaculares, mientras que el aroma de la comida mexicana llenaba el aire, emanando de una multitud de restaurantes gastronómicos, cada uno prometiendo una experiencia única.—Madre,¿Me cuidas a los niños? Me voy a meter al agua.Selene había decidido tomar unas vacaciones breves, pensando que una semana sería suficiente para desconectarse y disfrutar del paraíso antes de regresar a su país y reanudar su vida como si nada hubiera cambiado. Pero la vida, como siempre, tenía planes diferentes para ella.Era una tarde tranquila
Selene estaba sumida en un sueño profundo, cuando una serie de toques desesperados la despertaron. Se levantó sobresaltada y se colocó un abrigo sobre el pijama antes de correr a la puerta. “¿Quién puede ser a esta hora?”Un extraño presentimiento le invadió el pecho y un escalofrío recorrió su piel. Su mente trataba de procesar lo que podría estar sucediendo mientras se asomaba por el mirador.—¿Quién es? —preguntó con voz temblorosa al ver a dos agentes de policía.El teniente Ricci, un hombre de cabellos grises y mirada seria, fue el primero en hablar.—Señora, tenemos malas noticias. Su marido ha muerto.Las palabras parecían sacadas de una película de terror. Selene sintió que el aire se le escapaba de los pulmones. Todo fue inesperado, un torrente de emociones le abrumaron. —¿Qué... qué sucedió? —tartamudeó, mientras sus pies vacilaban.—Fue una terrible explosión, señora. Hay cadáveres de varias personas, vecinos del edificio. Necesitamos que nos acompañe para formular alguna
La oscura y polvorienta calle con luces temblorosas en los faroles apenas lograban disipar la niebla. Ares caminaba con paso firme y decidido, con su mente repleta de recuerdos. Cada esquina reflejaba ecos de un tiempo pasado en el que él y Selene habían compartido sus risas y sueños. Pero ahora, su camino era uno marcado por la distancia y la falta de perdón. Habían pasado seis meses desde la última vez que habían hablado.Ares respiró hondo mientras giraba en la esquina por la que tenía que pasar. Sus pensamientos estaban nublados por la angustia y la desesperación. Recordó ese día en que había tomado la decisión más difícil de su vida,convertirse en agente encubierto para atrapar a Apolo. No le pareció justo que tratando de ser bueno la vida le pasara factura ahora. Ese mundo oscuro, lleno de trampas y mentiras, donde jugó un papel que puso en juego tanto su vida como la de Selene.Con la esperanza de que habiéndose dado tiempo necesario para pensar,ella pudiese darle la oport
Selene se sentó al borde de la cama, el sonido del tráfico resonaba débilmente a través de la ventana del apartamento.Las luces de la ciudad brillaban con una intensidad casi hiriente, pero su corazón estaba en un lugar sombrío. Durante semanas, había existido una especie de burbuja a su alrededor, y mientras Ares hablaba, cada palabra que salía de su boca parecía adquirir un nuevo significado, un sentido oculto que acababa de descifrar. —Selene, necesito que me escuches —dijo Ares, acercándose con una expresión seria en su rostro que ella nunca había visto antes.Ella lo miró con desdén, recordando todas las veces que había insistido en que todo estaba bien, incluso cuando no lo estaba. Había algo en sus palabras que siempre le había parecido fuera de lugar; una inquietud mal disimulada que ahora estallaba en su mente como fuegos artificiales.—¿Escuchar? ¿Para qué? —replicó Selene, dejando caer sus manos sobre sus piernas. Su voz temblaba entre la ira y la traición. —Me has ment
La sombra del pasado se cernía sobre la vida de Apolo, arrestado y reducido a un mero vestigio de su antigua grandeza. En la penumbra de su celda, el viejo narcotraficante reflexionaba sobre sus decisiones, esos giros fatales que lo llevaron a perderlo todo. El eco de risas y fiestas llenas de excesos se había desvanecido, cambiado por el silencio inquietante de rejas metálicas y un guardia que lo miraba con desprecio.Los muros fríos y ásperos de la prisión eran un recordatorio constante de su caída de la gracia, un descenso del que no podría salir fácilmente.Recordaba los días en que era temido y respetado; liderando su imperio desde las sombras, dictando órdenes y manejando destinos. Pero aquel mundo, tan seductor como peligroso, había dejado cicatrices imborrables. A medida que pasaban las horas, la frustración crecía en su pecho; era una impotencia desgarradora.Apolo se daba cuenta de que sus enemigos estaban más cerca de lo que había imaginado. Había sido traicionado, sí, p
Ares se quedó pensativo. Nunca antes había sentido tanto miedo como ahora, y no por él, sino por ella y por los niños, que eran la parte más delgada de esa soga. La incertidumbre lo consumía; el peso de su pasado era una carga que le resultaba cada día más difícil de llevar. Sus pensamientos se agolpaban, y a pesar de la frialdad que le confería su entorno, la seguridad de su familia se escapaba entre sus dedos como arena.—Te hice una pregunta. ¿Estás dispuesto a comenzar una nueva vida en un país lejano donde nadie nos conozca? Podemos trabajar y salir adelante con los niños —la voz esperanzada de Selene rompió su ensimismamiento.—Querida, amo tu inocencia. No hay un lugar donde el largo brazo de la mafia no llegue. Una vez que renuncie, mi cabeza tendrá precio. Más bien, déjame cerrar este ciclo —respondió Ares, sintiendo que las palabras pesaban como plomo en su lengua.—¿Los piensas matar? Selene se puso pálida, y al mirarlo, Ares vio en su rostro la mezcla de amor y terror,
Último capítulo