CAPÍTULO 75. Entre Destellos.
Él da unos pasos hacia su mesa. Cada movimiento suyo parece contener meses de lucha y silencio. La mujer que lo acompaña se queda un poco atrás, mientras él se detiene frente a Valentina
—Ha pasado tiempo… —dice él, con una calma que no oculta del todo cierta tensión en su voz.
Valentina respira hondo, buscando recomponerse. Una sonrisa temblorosa se dibuja en sus labios.
—Sí… demasiado. Me alegra verte así, Alejandro. De verdad.
Él inclina apenas la cabeza, y sus ojos, intensos, se clavan en los de ella.
—Estoy bien ahora… —responde, casi como si necesitara demostrárselo—. Fueron meses difíciles, pero… aquí estoy.
Ella asiente, sin poder disimular el brillo húmedo en sus ojos.
—Te lo merecías —susurra—. Siempre supe que lo lograrías.
Alejandro sonríe apenas, nervioso, como si esas palabras removieran más de lo que quisiera mostrar.
—Gracias, Valentina… —dice en voz baja.
El silencio que sigue está cargado, casi tangible. No hacen falta más palabras: la electricidad entre ellos es evi