CAPÍTULO 67. Un instante que lo cambia todo.
Alejandro abre los ojos lentamente, esperando encontrarla a su lado. Pero la cama está vacía, tibia todavía del calor de Valentina. Permanece tendido, como si no quisiera romper el eco de la noche que acaban de compartir. Se siente extraño… distinto. Una calma dulce lo atraviesa, un alivio que parece borrar por un instante las cicatrices de su alma.
Recuerda el instante antes de quedarse dormido, cuando las palabras se le escaparon sin control. Te amo. Aún no se cree capaz de haberlo dicho. Jamás imaginó que esas sílabas saldrían de su boca, y menos dirigidas a ella, la mujer con la que se casó para consumar su venganza. No entiende en qué momento todo cambió, ni cómo logró Valentina derribar su coraza de rencor.
Se lleva una mano al rostro, incrédulo, como si necesitara comprobar que sigue siendo él mismo. Pero sabe que no lo es. Algo en ella lo ha dejado desnudo, vulnerable… y extrañamente vivo.
Por primera vez no piensa en el pasado ni en la deuda de dolor que juró cobrar. Piensa e