Elena se apartó de Liam, aún con el sabor de su piel y el eco de sus caricias recorriendo su cuerpo. La brisa del bosque arrastraba el aroma de las hojas mojadas, mezclándose con el de ellos dos.
Liam intentó sujetar la mano de Elena una vez más, pero ella retrocedió con un susurro apremiante. —No puedo quedarme más tiempo. Si alguien sospecha... —dijo Elena, con una mezcla de nostalgia y precaución en su voz.
Liam asintió, sus ojos dorados cargados de emociones que no podía expresar. —Ten cuidado, Elena. No confío en ellas, Rebeca es la más peligrosa. Lo puedo sentir.
Elena no respondió. Con un último vistazo al hombre que había encendido un fuego prohibido en su interior, se giró y emprendió su camino hacia la mansión Blackwood.
El camino de regreso fue un torbellino de pensamientos. Había sido descuidada, y ser descubierta por Rebeca e Isabella no solo complicaba su situación, sino que también ponía en peligro todo lo que había planeado. Cada paso hacia la mansión era una lucha p