Después de un rato más en la cocina, tratando de recuperar la compostura, regreso a mi habitación. A pesar de todo, el sueño no tarda en atraparme. Tal vez sea el efecto del té, o quizás simplemente mi cuerpo ya no aguanta más el cansancio. Pero lo que parecía ser una noche tranquila se convierte en otra cosa cuando mi subconsciente decide jugarme una mala pasada.
Sueño con él.
No cualquier sueño, no. Uno demasiado vívido, demasiado real, demasiado… intenso. Me despierto de golpe, con la piel ardiendo y la respiración entrecortada.
No puede ser. Ahora ni siquiera en mis sueños tengo paz. Como si ya no fuera suficiente lidiar con Damon en la vida real, ahora también invade mi mente mientras duermo. Esto es demasiado.
Me giro en la cama y miro el reloj. Pasan de las nueve de la mañana. Para estas horas, Damon ya debe estar en la empresa, lo que significa que tengo el día entero para mí. Tal vez un poco de soledad me ayude a aclarar mi cabeza.
Me levanto y voy directo a la ducha. El agua