—¿Quieres saber cuándo fue la primera vez que te vi? —preguntó el hombre con voz baja.
No le respondió. Se limitó a mirarlo sin entender qué pretendía.
—Mis padres discutían como siempre —empezó, sentándose a su lado en la cama, pero manteniendo la distancia, lo cual le agradeció—. Era un día como cualquier otro. Lena gritaba, mi padre golpeaba la mesa y yo... yo solo quería salir de ahí. Tomé mi pelota y me fui al patio trasero. Tenía doce años. Estaba solo, como siempre. Nunca tuve muchos amigos. —Soltó una leve sonrisa amarga—. Pateé la pelota con fuerza y fue a dar al otro lado de la cerca. Tu casa.
Escuchándolo en silencio, no le resultó difícil imaginarlo. Era solo un niño triste, escondiéndose de los gritos.
—Fui a buscarla, pero antes de que pudiera alcanzarla, una niña la tomó. —Sus labios se curvaron apenas—. Tenías el cabello recogido en dos trenzas y una sonrisa enorme. Me la devolviste, ¿recuerdas?
Frunció el ceño, confundida. Sin que a su mente lograra llegar el mome