DANTE
Patrick es un hombre al que siempre he respetado. Tanto, que durante años lo llamé señor Murphy, incluso cuando él me pedía que le dijera Patrick. No podía. Había algo en su porte, en su forma tranquila de hablar y de mirarte a los ojos, que hacía imposible romper esa barrera.Era distinto a todos los adultos que me rodeaban. Nunca levantó la voz, nunca me miró con reproche. Y eso lo hacía más jodidamente difícil: porque mientras con mi padre podía pelearme sin remordimientos, con Patrick siempre sentía que iba a fallarle incluso antes de abrir la boca.Sí, me he vuelto más cínico con el tiempo y cuando se trata de negocios soy implacable, cortante y reafirmo mi dominio. Es lo que me enseñó mi padre.Pero al parecer con él no era necesario entrar aquí preparado para una maldita batalla. ¿Es por eso que no pensé antes de insultar a su esposa en su cara? ¿O por qué me desagrada tanto esa señora que no pude evitar ser sincer