DANTE
El silencio que siguió fue brutal. Ni siquiera había murmullo o ruido que pudiera amortiguar el jodido golpe de mi acusación.Moví mis hombros como si intentara acomodarme. Pase lo que pase, debía mantenerme firme y sepultar cualquier emoción que me hiciera parecer débil, sobre todo ante él.Tenía los malditos fundamentos para hacer esa pregunta. Era tan solo un niño, pero recuerdo bien el desprecio de mis abuelos hacia Isella, varias veces los escuché decir que ella se embarazó para atrapar a mi padre.Al parecer, cuando él les informó de su boda, ellos se opusieron. Yo aún no cumplía ni un año y no quisieron dejarme en manos de esa mujer, así que me llevaron con ellos definitivamente. Mi padre no pudo negarse, creo que aún estaba en esa etapa donde acataba cada orden de mi abuelo. O simplemente no sabía qué hacer conmigo.Annie, antes de todo eso, era secretaria de mi madre y pasó a ser la de mi padre cuan