Roberta estaba ansiosa por conocer las caballerizas de los mafiosos Ferragamo, era toda una amazona amante de los caballos de buena estampa, pidió champaña, ella era la socialité de la familia al igual que Cristian

Roberta Almanza era sofisticada, disfrutaba de los buenos restaurantes, los viajes a lugares lejanos, le gustaba cultivarse, ella decía que no por ser mafiosa no iba a ser culta, la hermosa trigueña era fina, sus amistades que eran pocas consistían en un grupo reducido de eruditos en la medicina, ingeniería, letras y artes y arquitectura moderna, hacía tiempo que un joven muy apuesto llamado Ferdinando y ella salían a escondidas, era su novio pero no lo había llevado todavía ante su padre o sus hermanos, pero quería hacerlo pronto

Roberta estaba de hecho mensajeando con el apuesto hombre quién le sacaba de los labios su bella sonrisa, un carraspeo la hizo salir de su celular alzando el rostro para ver quién bla estaba interrumpiendo

Haber si ya dejas ese bendito teléfono y