Hora DE decir la verdad.
Ariana Prescott. Ya estoy abordando en avión, todo nuevamente llega a mi mente y ahora deberé decirle a mi familia. Sé que en algún momento tendré que confesar, pero hasta que llegue ese momento no quiero pensar en eso. ¿Qué habría pasado si todo fuera diferente, si él me hubiera elegido a mí, a su hijo? Bueno, técnicamente no lo sabe y nunca lo sabrá. ¿Para qué? Él siempre supo que nuestro romance tenía fecha de caducidad, pero no por eso duele menos. Decirle adiós a la ciudad que me vio convertirme en una mujer, que me vio amar, pero ahora me ve yéndome por el desamor y una traición en la que yo misma construí es doloroso. ¿Quién fue mi cómplice y me ayudó a crear todo un plan? Fue mi querida amiga Carrie quien me ayudó a ocultar mi rastro, aunque no sabía para qué, si él claramente me desechó con sus acciones. Ella me compró el ticket de vuelo a su nombre y como uno de sus tantos amigos, trabaja en la aerolínea con destino a Canadá, y es el que hace todo eso, para poder abordar el vuelo sin problemas. Ella logró que yo ingresara sin problema al avión. Así que aquí estoy sentada, lista para reiniciar mi vida, con los restos que me dejó esta relación que nunca fue recíproca. Pero ¿qué puedo decir, yo solita caí en ese juego, en donde él me ofrecía su cuerpo y fuego, a cambio de mi inexperiencia, y amor incondicional? Las horas pasaban y mi mente me jugaba malas pasadas. Cada vez que cierro mis ojos, volvían a mí, las imágenes de ambos riendo, jugando entre las sábanas de su cama, la que tantas veces me albergó. Los viajes de negocios, las escapadas románticas de fines de semana. En todos los presentes que él me dio, algunos ostentosos, como el juego de pendientes de oro blanco con una piedra negra, al cumplir nuestro primer año, y el juego de perlas que me dio para cuando cumplimos 2 años juntos. El oso gigante que me dio en nuestro tercer año, debo decir que se lo envié todo de vuelta. Y cómo todos los regalos que me dio en todo estos años deberían estar llegándole a su departamento a medio día, en donde lo recibiría tomas, así cuando llegase, vería que cagó todo y podrá metérselos donde no le llega el sol al maldito hijo de su madre. Salgo de mis pensamientos cuando anuncian nuestra llegada, y en ese momento mi corazón se agita. ¿No es porque tenga miedo, bueno, si es miedo, porque qué? —Qué les diré, ¿cómo explicaré que hui, porque él se casará con otra y que yo solo fui su puta exclusiva por cinco malditos años? No sé qué dirá mi padre por esta nueva situación. Aterriza el avión y nos indican que ya podemos bajar y prácticamente soy la última en abandonarlo. Todo mi cuerpo tiembla, y cuando llego a la salida de la sala, mi papá ya estaba en el lugar junto con mis cuatro hermanos mayores. No sé qué me pasó, que solo rompo a llorar y mi padre me abraza fuertemente guiándome hasta el auto, donde Jacob maneja y los gemelos Jeremy y Jeremías me miran atentos, por mi reacción. Más que seguro que intuyen el porqué de mi regreso. Así que lo único que hago es llorar en silencio. Al llegar a la casa bajamos y, aunque nadie ha hablado, sé que tienen preguntas, no han dicho nada, pero sé que quieren que diga algo, lo sé por sus rostros. Así que decido confesar todo, bueno, lo principal, ya que no quiero entrar en detalles. No quiero ocultarles nada. Porque como siempre mi madre decía, las mentiras tienen patas cortas. Mis manos tiemblan por el temor de su reacción, por estar sola ante esta situación y en donde no sé qué hacer. Pero decido decir todo, sin adornar la verdad, como lo bueno y lo malo. Y En donde estoy sola, con miedo y con mucho dolor, por lo que dejé atrás. Obviamente, les cuento solo lo importante, no los detalles, como que él fue mi único hombre, y cosas pequeñas para los demás, pero para mí serán mi cruz. Pero a pesar de todo, los cuatro hombres más importantes de mi vida se acercan y me aseguran que no estoy sola y que ellos estarán para cuidarnos. Jacob, como funcionario activo de la agencia gubernamental de la Interpol de Canadá, me aseguró que cubrirán mis pasos de verdad. Y los gemelos ya se ofrecieron como médico y pediatra privado para su sobrino o sobrina. Los días han sido un sube y baja. Carrie no me ha informado si él me ha buscado o algo. Lo que sí me informó es que su trabajo le ofreció un puesto en Brasil y ella aceptó, ya que no tiene a nadie más en ese lugar. Me contó que en solo una semana se irá y nada nos atará a Nueva York. Pero a las horas más tarde me llama carrie, agitada, informándome que Elián fue a nuestro departamento hecho un desastre, gritando como loco, buscándome. Sin embargo, no quise saber más, él sabía mis sentimientos hacia él, ya que jamás fue ajeno, y, aun así, me desecho como si fuera cualquier cosa. No sería problema si él jamás sintió algo, sino que fue el hecho que me humilló haciendo cosas, que él sabía que me dolerían y, aun así, las hizo. Y no solo fue ese día, él ya se pavoneaba por sitios que nosotros recorrimos, yo ya lo había visto, pero eso no fue obstáculo para que él me hiciera suya. Salgo de mi letargo, y miro a Jacob de pie en la puerta de la habitación que me cobijara por un buen tiempo. Se acerca con la intención de que le cuente los detalles que no conté. Bueno, ¿qué puedo decir este gorila que me conoce como la palma de su mano? —Me dirás el porqué de tu huida. —Yo solo asiento. Él toma asiento en el pequeño sofá que está frente a la cama.