La mano de Caelus se extendió frente mi para ayudarme a bajar del auto, la acepté y al salir el aire frío de la noche hizo que la piel se me pusiese de gallina.
A mi alrededor los demás Snow también bajaban de sus autos todos con sus antifaces y sus trajes negros. Llevé mi mirada a los relojes con diamantes en sus manos y sonreí. Había sido idea de Felis que todos ellos llevasen esos relojes, así podía identificarlos fácilmente en la fiesta si en algún momento me alejaba de ellos —cosa que recalcaron cien veces no podía pasar—, mientras yo llevaba un largo vestido negro y un hermoso collar de diamantes que resaltaba en mi cuello. Según Caelus el diamante principal fue encontrado en la última excavación que hicieron en las minas.
El cartel de neón rojo que identificaba al Poison Apple brillaba como nunca. Caelus no soltó mi mano y eso lograba controlar mis emociones. No podía mentir, estaba nerviosa por todo lo que significaba regresar a aquel lugar.
Miré a mi derecha cuando Austros s