La chica frente a mi finalmente cierra esa agenda color lila que tanto me ha molestado ver durante estos meses y me mira con el rostro satisfecho. Sonrío al ver que he logrado complacerla y me acomodo en el sillón. Doy un último trago a mi vaso de wiskey y lo pongo en la mesita que está mi derecha.
—Eso sería todo —le digo.
—Muchas gracias por eso, señora White —me dice con amabilidad.
—Puedes llamarme Bianka.
Ella asiente y se pone de pie, mientras comienza a guardar sus cosas en su mochila.
—Le enviaré el borrador del libro para que apruebe su publicación...—comienza a explicarme pero la interrumpo.
—Confío en ti, estoy segura de que harás un buen trabajo, no quiero leerlo.
Suficiente había tenido con vivirlo en carne propia y tener que contarle cada detalle de ello a una desconocida. Ella asiente sin añadir algo más.
—¿Necesitas que alguno de mis hombres te llevé a casa? —pregunto por cortesía, ya se cual es su respuesta.
—Mi novio está esperando fuera.
Asiento y la acompaño a la p