“A veces basta una imagen… para incendiar todo lo que creías bajo control.”
—¿Te pasa algo? —preguntó Emily mientras yo intentaba que Leo no se comiera una toalla.
—No. Bueno, sí. Es solo… demasiado. En el buen sentido. Me cuesta creer que esta escena exista. Que tú estés aquí. Que ellos estén aquí. Que yo no haya arruinado esto del todo.
Ella sonrió, pero sus ojos todavía no me daban la paz que buscaba.
—No pienses demasiado. Solo… hazlo bien, Albert.
—Voy a hacerlo.
No sabía que, a apenas un par de clics de distancia, el infierno se estaba activando.
Helena
—Confirma que ya lo publicaron —dijo, al teléfono, mientras se sentaba en su suite con vista al Palacio Real.
—Confirmado. Ya está en Hello, ¡Hola!, y la cuenta de cotilleo más venenosa de Instagram. Las fotos ya tienen miles de comentarios.
—Perfecto. Y envíale a su padre directamente la foto donde ella le limpia la boca al niño. Que entienda que no es solo “una asistente”. Es la madre de sus nietos. Sin apellido, sin clase, uno