4

El viaje fue demasiado silencioso para ambos, pero ella no estaba dispuesta a hablar sobre lo que alguna vez ambos habían tenido y él prefería arrancarse los oídos a escucharla hablar de otro hombre.

—Ha pasado tanto tiempo, Barbie.

—Y así debió de quedarse. Nunca debiste llamarme, Anderson. Nunca debiste de aprenderte mi nombre, nunca debiste de acercarte a mí esa noche.

Connor respiró hondo. Sabia que ella aun le guardaba rencor por aquel malentendido.

—Las cosas no son como crees, nunca fueron.

—Prefiero que nos mantengamos en silencio el resto del viaje.

—Claro, no quieres que lleguemos al punto en el que hablamos de como te has comportado como una zorra desde que nos dejamos.

Barbara respiró hondo, la única razón por la que no lo golpeó era porque él estaba conduciendo.

—No quiero hablar más, por favor.

—Tantas opciones y tú cometiste la peor de todas.

—¡No quiero hablar de eso, no quiero hablar de eso!

Connor frenó de golpe.

—¿No quieres hablar de como te fuiste con otro con hombre?

—No, tampoco me gustaría hablar de como me engañaste con una zorra.

—¡No te engañe, Barbara!

—¡No quiero hablar de eso! ¿Podemos solo continuar con el mismo silencio que teníamos?

Connor no respondió nada, arrancó el auto una vez más.

Esta vez mucho más rápido que antes. Barbara lo conocía, sabía que él actuaba así cuando estaba enojado, por ello, no le pidió que bajara la velocidad.

Pero poco a poco él aumentó la velocidad hasta un punto en el que fue casi imposible soportarlo.

—¡Nos vas a matar, Anderson!

—¿Matar? ¡Matarme querías tú cuando te fuiste con él!

—¡Deja de actuar como si todo esto fue mi culpa!

Connor aceleró el auto.

—¡Lo fue, Barbara! ¡Tú rompiste todo lo que solíamos ser y ahora nunca podremos reconstruirnos!

—¡Detén este auto!

—Tantas cosas que pudimos hacer para arreglarnos, pero tú elegiste por alguien que nunca te podrá ofrecer lo que yo puedo.

—Nunca se trató de lo material.

—Mientes. Eres la más vil mentirosa que he conocido. Siempre se trató de lo material, por eso decidiste buscar a un hombre como yo.

Barbara río, aunque se encontraba furiosa. Sabía que todo lo que él hacia era para enfadarla, pero lamentablemente no podía controlarse.

—¿Sabes cuantos millonarios quieren estar conmigo? ¿De verdad crees que la única razón por la que decidí estar contigo es por tu dinero?

—¿Por qué más? Barbara, eres una mujer incapaz de amar.

Barbara mordió sus labios.

—Que no te pueda amar a ti no significa que no pueda amar a nadie más.

Aquello fue una violenta daga hacia el corazón de Connor quien intentó permanecer estoico a las que habían sido las peores palabras que alguien alguna vez le había dicho.

Después de ello, no hubo más charla. Él no era capaz decir nada más. Su mente se había quebrado.

—Déjame bajar, creo que será lo mejor.

—No.

—Déjame bajar, encontraré el camino a la casa de mi padre. No está demasiado lejos.

—Llueve.

—No importa.

Ella miró a su alrededor, dándose cuenta de que había mojado el asiento de aquel costoso auto.

—No.

—Lo pediré una vez más, déjame bajar o me lanzaré.

—No te atreverías.

Barbara río, sujetando su bolso y tomando aire.

—Dices conocerme, pero las cosas han cambiado.

Barbara abrió la puerta de repente y se lanzó hacia la carretera.

—¡Barbara!

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP