Era lo que siempre había querido o tal vez no siempre, pero por lo menos desde cuando le mostró el anillo de compromiso a Jimena, unos meses atrás: quería vivir al lado de la mujer a quien creía amar. ¿Pero sería demasiado pronto? Tan solo habían transcurrido dieciocho días desde el inicio de su relación con Marize, pero se sentía pleno, y con el paso de los días su sentimiento no hacía sino crecer. No, no era demasiado pronto, Marize era perfecta en todos los sentidos: física, espiritual y emocionalmente. No podría pedir nada más, sería imposible. ¿O acaso Aileen podría llegar a ese nivel? Ya no lo sabría. La bella griega había preferido obedecer lo dicho por las cartas y esa decisión había tirado todo al bote de la basura. Era el pasado, aunque reciente, pero pasado. Y a pesar de haberse sentido fuertemente atraído hacia ella, había encontrado en Marize a una mujer plenamente decidida a estar con él, y eso era algo a lo cual le daba mucho valor. Para Marize no habían existido n