La tormenta de la noche anterior dio paso a un día dueño de un cielo olvidado de las nubes. Las altas temperaturas estaban de regreso, y Pablo, sentado detrás de su escritorio, no paraba de recordar lo sucedido la noche anterior. Al lado de su nuevo amor, había despertado y, tratando de no hacer demasiado ruido, se levantó a prepararle un suculento desayuno, después de haber quedado sorprendido al encontrar una despensa y un refrigerador repletos de gran variedad de alimentos. Disfrutaron de un desayuno acompañado de empalagosos besos de miel antes de compartir la refrescante ducha, la cual sirvió para experimentar por primera vez, tanto ella como él, la adición al agua tibia a ciertas sensaciones corporales de conjunto.
Con un camino aun encharcado, Pablo, luciendo ropas prestadas, y Marize vistiendo un conjunto de zapatos tenis, shorts y camiseta, descendieron lentamente de la montaña, agarrados de las manos, conversando de cualquier tema, disfrutando del paisaje y de la n