–¡Aileen! ¿Tú conoces el significado de la palabra solidaridad? –le preguntó una furiosa Aikaterina cuando la vio entrar en la casa. La encargada del faro supo inmediatamente que su hermana, a través de la ventana de la sala, la había visto dándole un beso en la boca al teniente a manera de despedida. Eran las cinco de la tarde, y acababa de pasar una amena tarde en compañía de Harry, caminando por la playa y los alrededores del pueblo después de haberlo besado por primera vez en las inmediaciones del puesto de helados.

–Cálmate, hermanita… –Aileen movió la palma de su mano derecha hacia abajo.

–¡Qué hermanita ni que nada! Me da vergüenza de ser tu hermana… Es que no puedo creer que te andes besando con el cerdo que nos hizo eso…

–No te estoy pidiendo que lo perdones, solo te pido que me entiendas –el tono de voz de Aileen era calmado a pesar de la manera agresiva utilizada por su hermana.

–¿Acaso qué hay que entender? Cuando dijiste que le ibas a dar una opor