Capítulo 899
—Linda —susurró uno, tomando la mano de Luciana y llevándola hacia su pecho—. ¿Quieres comprobar cómo se siente?

No era precisamente lo más apropiado, pero Luciana tampoco estaba del todo sobria: Martina la había hecho beber y ella era de “un trago y adiós”.

—Bueno… ¿probamos?

—Probemos.

Con una sonrisa, Luciana apoyó la palma sobre el torso firme del chico.

¡Bam!

La puerta se abrió de una patada. En realidad, casi voló de las bisagras. Juan y Simón se echaron a los lados y, acto seguido, Alejandro entró a zancadas. Luciana se quedó petrificada.

—¡Luciana!

Ni la legendaria calma de Alejandro consiguió contener la furia. En dos pasos le sujetó la muñeca y la jaló con brusquedad.

—¿Qué haces? —Luciana trastabilló y chocó contra su pecho—. ¡Me haces daño!

¿Le había pedido que se tropezara? Alejandro ignoró la queja; al acercarse olió el alcohol y su semblante se ensombreció aún más.

—¿Además bebes? ¡Qué valiente!

—¿Y a ti qué? —Luciana alzó el mentón—. ¿Acaso pago con tu dinero?

Vaya, pen
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