Capítulo 622
—Gracias.

El mesero se acercó, ofreciéndoles el menú. Ricardo pidió varios platos que sabía que a Luciana le gustaban.

—¿Te parece suficiente?

—Sí, con eso basta.

Para Ricardo, que su hija lo hubiera invitado a comer era toda una sorpresa y lo entusiasmaba. Mientras tanto, él no dejaba de hacerle preguntas:

—¿Cómo has estado? ¿Y el bebé?

—Bien. —Luciana respondía con monosílabos, sin demasiada intención de hablar sobre el tema.

Entre los comentarios y preguntas de Ricardo, ella empezaba a perder la paciencia. De pronto, se decidió a ir al grano:

—Sobre la donación de hígado, hablaré con Pedro.

—¿Qué…? —Ricardo abrió los ojos con asombro, y su expresión parecía a punto de romperse en mil pedazos—. ¿Qué dijiste?

Luciana no repitió sus palabras porque sabía que él había escuchado perfectamente.

—Pero quiero que prometas una cosa.

—Luciana…

Ella se apresuró a continuar, temiendo que si dudaba un segundo, se arrepentiría. Lo miró con determinación.

—No le diré a Pedro quién eres en realidad
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