Capítulo 460
—Sí, ese chico es… ugh… —Mónica frunció el ceño y se llevó la mano a la frente—. Caramba, me duele la cabeza… me siento extraña…

Luciana la observó con recelo:

—¿Oye? ¿Te sientes bien?

—No… —murmuró ella, entrecerrando los ojos—. Me mareo, no veo bien…

Luciana notó que algo no cuadraba: su propia cabeza empezaba a pesar, su vista a nublarse. «¿Qué… pasa…?» Se llevó una mano a la sien, intentando aclarar su mente. Vio cómo Mónica se desvanecía sobre la mesa.

—¡Hey, Mónica! —exclamó Luciana, sosteniéndola del brazo. Pero un segundo más tarde, ella también se sintió desfallecer. «La conciencia se le escurría como arena.»

Cayó apoyando el rostro en la superficie. Y entonces, todo quedó en silencio.

Pasados unos minutos, la puerta del reservado se abrió. Dos hombres —uno delgado, otro robusto— entraron, se acercaron a la mesa y, sin titubear, cada uno cargó con una de las mujeres para salir con ellas.

***

Mientras tanto, en las oficinas de Guzmán Corporation, Alejandro se encontraba en plen
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