Capítulo 1604
—Pff.

Salvador no pudo evitar reírse.

—Entonces estoy de suerte: mientras esta cara siga aquí, tú te quedas para siempre.

—¿Mm? ¡Mm! Se puede entender así. —Martina soltó una carcajada.

Él bajó la cabeza y apoyó su frente en la de ella.

—Yo lo sé —murmuró Martina—. Siempre has sido bueno conmigo, no me harías daño. Si puedo pasar más tiempo sola a tu lado, lo voy a hacer.

Al oírla, a Salvador se le humedecieron los ojos. Cerró un instante los párpados.

—Te voy a cuidar bien. Siempre, siempre.

—Anda, vuelve.

—Está bien.

Regresaron tomados de la mano, charlando de cualquier cosa.

—Si sigues sin volver al trabajo, ¿no nos vamos a quedar sin dinero para comer?

—No. Mis papás siguen aquí y, además, tengo cuatro hermanos mayores.

—Entonces ellos van a mantenernos, ¿no?

—Ajá.

—Entonces ya me quedo tranquila. —Rió.

—Hoy está precioso. ¿Sacamos a Regalo a caminar?

—Sí. Como tú digas.

***

Un mes después.

Cuando Martina se durmió, a Salvador le entró la llamada de Alejandro Guzmán.

—Salvador, ya
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