Capítulo 1532
A Marc le dolía su hermana. No había cumplido ni veinticinco años; ¿iba a quedarse su vida trunca justo en ese año? No. No. “Mi hermana tendrá un segundo veinticinco, un tercero, un cuarto”, se dijo.

***

A los dos días, en la inauguración de un proyecto, Salvador Morán volvió a cruzarse con Marc Hernández.

Esta vez Marc no volvió a los golpes. Se comportó impecable: lo trató como a cualquier socio del mundo de los negocios. Sobró cortesía… y faltó cercanía. Sobre todo en la mirada: de vez en cuando, filosa como navaja. Ese rencor, tan bien guardado, cualquiera no lo habría notado.

Pero Salvador no era “cualquiera”. Y Alejandro Guzmán, a duras penas, tampoco. Él lo percibió como un leve cambio en el aire.

—Salva, tu ex cuñado… ¿ya se enteró?

—Ajá —asintió Salvador—. ¿Se me nota?

—No soy tonto —Alejandro bufó—. La mirada con la que uno quiere “cortar” a otro no se puede esconder. Marc tiene lo suyo: si le fallaste a su hermana y aún así te sonriera, ¿no quedaría como un blandengue?

—No e
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