Pensó en la situación de Estella. Lo que dijo era cierto: cuando eligió a Renato y dejó a Salvador, casi se quedó sin nadie. Y pedir una interrupción del embarazo… eso no se cuenta fácil.
Después de darle vueltas, Salvador no fue capaz de ser tajante. Solo esta vez. La última.
[Salvador: ¿A qué hora mañana?]
Respondió ella enseguida.
[Estella: A las diez. Hospital Universitario de la UCM.]
La última vez también la había llevado ahí.
[Salvador: De acuerdo.]
No puso “voy”, pero Estella entendió: iba a estar.
***
Empujó la puerta con cuidado, temiendo despertarla. Martina estaba sentada en la cama.
—¿Te desperté?
—No —negó—. Me dio sed y me iba a levantar por agua.
—No te levantes —la detuvo—. Yo te traigo.
Sirvió el vaso, se lo acercó y se sentó en la orilla.
—Toma.
—Ajá.
Salvador la miró de cerca.
—Te estás quedando en los puros huesos. Aprovechando que estos días estás con mamá, le pido que contacte al médico de cabecera para que te vea, ¿sí?
Martina bebió sin darle mayor importancia.