“¿Qué se supone que significa eso?”
Luciana no dijo nada. No la interrumpió. Se quedó helada.
Porque se acordó.
Años atrás, cuando a Ricardo le hicieron el trasplante de hígado y el engaño de Clara ya había quedado al descubierto, Clara irrumpió en el hospital. Luciana intentó detenerla. Y Clara le soltó, una tras otra, aquellas frases que entonces Luciana desechó como veneno:
—“¿Crees que ganaste? Pff… ¿De verdad crees que tu mamá era una santa?”
—“¿Nunca pensaste por qué tu papá te ignoró tantos años y me dejó hacer contigo lo que quise?”
—“Porque eres una bastarda, la hija que tu mamá tuvo con otro.”
En su momento, Luciana solo sintió que era absurdo. “Está inventando, habla por herir”, se dijo entonces, y no lo dejó entrar en el corazón.
Clara volvió a mirarla con sorna.
—Por tu cara, ya te acordaste. Te lo dije hace años: tu mamá no era ninguna santa.
La recorrió de arriba abajo.
—Fue Lucy Pinto quien primero tuvo a alguien fuera. Tú, lo más probable, eres fruto de esa aventura.
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