Capítulo 1243
Salvador sostuvo la carpeta de los Hernández, miró a Alejandro y dijo:

—Entonces… lo cierro.

—¿Ah, sí? —Alejandro alzó una ceja y se rió—. ¡Mira tu altura de miras!

—Tch. —Salvador no se achicó—. La tuya, pues.

“¿Para qué lastimarnos entre cuates?” Que el mayor no venga a sermonear al menor.

En el acto, Salvador movió hilos y otorgó la línea directamente a Marc.

Cuando llegó la notificación, Marc fue a Grupo Guzmán a firmar.

En la mesa de firma, era inevitable cruzarse con Salvador.

—Señor Morán.

No le sorprendía: si competía por la distribución, sabía que los Morán eran accionistas mayoritarios.

—Señor Hernández —asintió Salvador, parco.

Con ese aire de serio por fuera, fogoso por dentro, a Alejandro le daba casi vergüencita ajena. Le tiró una pista a Marc:

—Señor Hernández, con lo rápido que salió esto, conviene agradecerle al señor Morán: tiene decisión de sobra.

—De hecho —sonrió—, entre un montón de candidatos, eligió a los Hernández. Que sea un gran acuerdo.

Con eso bastaba para
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