Capítulo 1173
El hombre en silla de ruedas llevaba cubrebocas y gorra; no se le veía la cara. Por la complexión, parecía joven.

Alejandro frunció el ceño; sin saber quién era, mantuvo un tono correcto.

—¿Tú eres…?

El otro alzó la cabeza. Sólo se le veían los ojos, fijos en Alejandro. Se miraron unos segundos en silencio.

A Alejandro se le trabó la garganta, se le aceleró el pulso; la respiración se le volvió irregular.

—Alejandro.

El desconocido fue el primero en hablar: dijo su nombre con familiaridad, como quien lo conoce de toda la vida.

Alejandro tensó la mirada y soltó una risita fría. Vaya familia pegajosa: Marisela armando escándalo en el hospital, y ahora él éste aquí.

No quería armar lío frente a la tumba de su madre; se tragó la rabia que le hervía en el pecho.

—Te vas de aquí. En este instante.

El hombre rió apenas, como resignado, y habló para sí:

—Hace años que no vengo a ver a mamá. ¿Estará enojada? ¿Me culpa?

Alejandro se quedó helado. La furia se le desbordó.

—No vengas a decir porqu
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