Nadia Carter escapó de un infierno solo para caer en las garras de otro. Sin dinero, sin un hogar y con un pasado que la persigue, su única opción es aceptar la oferta de Massimo D’Amato, un hombre tan peligroso como irresistible. Un contrato. Un trato que debería mantenerlos en control. Pero él no es un hombre que comparta el poder, y ella no está dispuesta a ser suya sin luchar. Lo que comenzó como un simple acuerdo pronto se convertirá en un juego peligroso, donde la sumisión y el deseo se entrelazan, y donde la línea entre la posesión y el amor se vuelve cada vez más difusa. Cuando el contrato llegue a su fin… ¿quién quedará realmente atrapado?
Leer másCapítulo 85 —BodaNarrador:La iglesia estaba casi vacía. Los bancos lucían impecables, adornados con detalles mínimos en tonos marfil y verde oliva, tal como Nadia había querido. No había coros, ni flores excesivas, ni invitados desfilando. Solo los pocos que importaban.Massimo caminaba de un lado al otro, junto al altar. Se pasaba una y otra vez la mano por el cuello, como si la camisa le ahogara, aunque estaba perfectamente entallada. Juan Pablo lo observaba en silencio desde el primer banco, con una calma entrenada.—Esto es una locura —masculló Massimo —¿Dónde carajo está Luca?—Va a llegar —dijo Juan Pablo, con voz tranquila.—Siempre llega tarde. Siempre hace lo que se le antoja. —Volvió a caminar, esta vez con más fuerza en los pasos —Y yo como un idiota confiando en él para esto. Tendría que haberte pedido a ti que fueras mi padrino.Juan Pablo soltó una risa breve.—Lo tomaré como un elogio mal formulado. Pero tranquilo, va a aparecer. Luca es así, pero cumple.Massimo se de
Capítulo 84 —Un vestido acordeNarrador:Después de dejar a Nadia con Angelica, Massimo se subió al coche con Luca y Juan Pablo. El trayecto de regreso a la cabaña fue silencioso al principio, como si cada uno estuviera acomodando sus pensamientos en su lugar.Al llegar, Massimo se quitó la camisa apenas cruzó la puerta. Juan Pablo fue directo a la cocina y sacó dos vasos. Luca se quedó mirando por la ventana con los brazos cruzados.—¿Qué estás tramando? —preguntó Massimo, mientras se acercaba.Luca se giró con una sonrisa torcida.—Tengo algo que hacer.Massimo alzó una ceja.—¿Qué cosa? No me digas que vas a desaparecer justo hoy.—Tranquilo —respondió Luca —Nada grave. Solo… algo personal. Te dejo en las manos de Juan Pablo. Yo me encargo de aparecer a tiempo en la iglesia.Massimo lo miró fijo, serio.—Luca…—Te juro que llego.—Más te vale. Porque si no llegas, te mudas de planeta. Porque voy a buscarte para matarte.Juan Pablo soltó una carcajada desde la cocina.—Y lo va a hace
Capitulo 83 —La primera vez que cruzaste los límitesNarrador:Massimo le acarició la espalda con los dedos mientras ella seguía recostada sobre su pecho, los cuerpos aún enredados, tibios, sin prisa.—Tenemos que ducharnos —murmuró, sin moverse.Nadia soltó un suspiro.—¿Ya quieres separarte de mi?Él sonrió, le besó la frente y negó con la cabeza.—Quiero que te prepares para que esta noche seas la mujer más hermosa que haya caminado por una iglesia. —Le levantó el mentón con un dedo —Y para eso, tengo que llevarte con Angelica.—Si ella se entera que follasmos entre las bodas me va a matar, para ella todo es de mala suerte—Pero lo sospecha, no es tonta —respondió con una sonrisa ladeada —además creo que fui demasiado obvio...Nadia lo miró, sin moverse.—¿Y tú?—Yo me voy a preparar por mi cuenta, supongo que Luca ya tenga algo preparado para molestarme, con la excusa de tranquilizarme —dijo, sin soltarla —Pero no quiero devolverte así… toda despeinada, sin ropa interior, y con la
Capítulo 82 —”Noche de bodas” Parte 1Narrador:Apenas cruzaron la puerta del registro civil, el sol les dio de lleno. El aire tenía otra textura. Más liviano. O tal vez eran ellos los que ahora caminaban distintos.Nadia apretó la licencia de matrimonio contra su pecho, como si todavía no pudiera creerlo. Massimo la tomó de la mano con fuerza suave, sin soltarla ni un segundo.—Ya está —le susurró —Eresmi esposa.Ella lo miró de reojo, sonriendo apenas, como si esas palabras aún le estuvieran haciendo eco.Angelica se les acercó enseguida, con una mezcla de emoción y urgencia en la voz.—Muy bien, ahora me llevo a la novia. Hay que prepararte para esta noche. Peinado, maquillaje, un rato de charla y contención… y sobre todo, que no llegues como si vinieras de correr una maratón emocional.Nadia soltó una risa, pero no respondió. Estaba a punto de asentir cuando Massimo intervino.—Lo siento, Angelica —dijo, sin soltarle la mano a Nadia —Pero tengo otros planes.Angelica alzó una ceja,
Capítulo 81 —El segundo contratoNarrador:La mañana avanzaba lenta en la cabaña. Afuera, el bosque seguía en silencio. Dentro, el aire estaba cargado de algo más difícil de explicar: nervios, emoción, una calma extraña que no terminaba de acomodarse.Nadia se paró frente al espejo. Llevaba un pantalón color crema de lino, una blusa ligera de mangas tres cuartos y el cabello suelto, apenas recogido a un lado con una pinza. Nada especial. Nada que pretendiera llamar la atención.Y aun así, se miraba como si algo no encajara.—¿Estás bien? —preguntó Massimo desde la puerta.—No lo sé —respondió, sin girarse.Él entró al cuarto con los botones de la camisa a medio cerrar y los pantalones oscuros algo arrugados. Iba igual de sencillo que ella. Pero al verla, se detuvo.—¿Quieres cambiarte?—No.—¿Entonces?—Estoy nerviosa —admitió, cruzándose de brazos.Massimo se acercó y le acarició el brazo sin apuro. Se colocó detrás de ella, mirándola por el espejo.—No pareces nerviosa.—Estoy tembla
Capítulo 80 — Así... siempre.Narrador:—¿Y? —preguntó Angelica apenas Nadia cerró la puerta del coche.Nadia se acomodó el cinturón sin mirarla.—¿Y qué?—Vamos, no me salgas con evasivas. ¿Cómo te fue? —Nadia soltó un suspiro largo. —Cuenta. —Angelica la miró de reojo mientras ponía el coche en marcha. —Cuenta como en “me escuchó y me dio un té” O cuenta como en “me clavó la mirada y me lanzó conjuros de odio ancestral”—Diría que una mezcla —murmuró Nadia —Fue educada. En su estilo. Casi me insulta con elegancia. Me dijo que no soy nadie, que él se va a aburrir, que me va a dejar.—Clásica —resopló Angelica —¿Y tú qué hiciste?—Le dije que ni ella se cree eso. Que casarse no es algo que Massimo haga a menudo. Y que, aunque no me quiera, al menos lo haga feliz yendo a la boda. Pero sinceramente… no creo que lo haga.Angelica bajó la velocidad al llegar al cruce y giró para mirarla mejor.—¿Tienes idea de cómo va a terminar todo esto?—No —respondió Nadia, con los ojos clavados en la
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