Capítulo 1058
De regreso, Alejandro le apretó la mano todo el camino, como si temiera que se desvaneciera.

El corazón de Luciana pesaba.

Se dijo que tenía el corazón duro: en cada relación había sufrido, pero siempre era la primera en sanar.

Quienes no conseguían soltar eran los otros.

Antes fue Fer.

Ahora era Alejandro.

***

El auto se detuvo frente al ala VIP.

—Con cuidado.

Luciana ayudó a Alejandro a bajar y le regaló una sonrisa tenue.

—Adivina quién vino a verte.

Alejandro parpadeó, desconcertado.

—¿Quién?

—¡Tío!

No hizo falta que Luciana respondiera: desde el lobby corría hacia ellos una figurita diminuta.

Mientras corría, Alba extendía los brazos pidiendo un abrazo.

—¡Tío!

El rostro de Alejandro se iluminó al instante y se agachó para alzarla.

—¡Ni se te ocurra!

Luciana lo sujetó y detuvo también a su hija.

—Alba, ¿qué te dije?

—Oh.

Alba recordó la instrucción y bajó obediente sus regordetas manitas.

—Mamá dijo que el tío está lastimado y no puede cargarme.

—Exacto.

Luciana se agachó y levantó
Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP