Ana observa a su hermana con atención cuando terminó la cena y se quedó lavando los platos. Los niños ya se habían ido a su habitación y Marcos se había retirado a su recámara tambien.
Había algo en la actitud de ella que no cuadraba, una especie de nerviosismo que trataba de disimular. Ana quería saber si en ese tiempo en que estuvo ausente, ella fue a abortar. Finalmente, cruzó los brazos y la miró fijamente.
—Laura, ¿como te la has pasado? —pregunta con suavidad pero con firmeza.
—¿Yo...?
Laura se acomoda el cabello detrás de la oreja y sonríe, intentando aparentar naturalidad pero en ese momento le entran ganas de vomitar. Sale corriendo hacia el baño y Ana la sigue.
—¿Te sientes bien?—en ese momento se dio cuenta que no había abortado.
Ella se levanta del inodoro cuando termina y se lava el rostro y la boca.
—Debio ser algo que comí. Si continúa iré al médico, no te preocupes.
—Eso me recuerda cuando estaba embarazada de los niños siempre me pasaba lo mismo.
—Tu siempre fuiste de